Una imagen vale más que mil palabras, y quizá el cine sea la prueba más contundente. Si la bici representa la libertad, el éxtasis o la trascendencia, pocas veces se ha reflejado mejor que en Mommy, la película del canadiense Xavier Dolan que ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes de 2014.
Es ahí, en una de sus escenas más memorables, donde se reúnen, vuelan, los tres protagonistas. Steve (espléndido Antoine Olivier Pilon) sobrevuela las calles sobre un patinete liberándose así de las opresiones de su complicada vida. Tras él, escoltándole sobre dos bicicletas, ruedan su madre y Kyla, la única amiga de la familia. A la par resuena Wonderwall, de Oasis. Y, por un instante, todo parece perfecto.
Triángulo estelar
Mommy es la historia de una madre con dificultades para conservar un trabajo y obligada a lidiar con los problemas de conducta de su hijo adolescente. En Canadá, donde transcurre el filme, existe una ley que permite entregar al estado, sin un proceso judicial previo, a este tipo de chavales, lo que permite a Dolan explorar el vínculo cambiante e intenso, dramático pero siempre amoroso, entre los protagonistas.
Hemos dicho que Pilon está fabuloso, pero Anne Dorval, su madre en la película, no le va a la zaga, y lo mismo pasa con Suzanne Clément, actriz que completa el triángulo. Mommy no funcionó en taquilla, pero ganó el César francés, el David de Donatello italiano o varios Canadian Screen Awards.
El gran camino ciclista
Los exteriores se rodaron en Longueuil, una bonita ciudad en la provincia de Quebec, Canadá, una referencia en movilidad sostenible. Sin ir más lejos, Quebec presume de la Ruta Verde, un camino ciclista de 5.300 kilómetros (la mayor red señalizada de ciclovías de América del Norte) que además de conectarla con las vecinas Ontario, New Brunswick y Estados Unidos nos permite pedalear junto al río San Lorenzo, explorar mágicos bosques o contemplar imponentes atardeceres a través de innumerables llanuras.
Formato original
Estamos acostumbrados a que el cine sea en formato panorámico (el ancho es mayor que el alto, generalmente en proporción 4:3 ó 16:9), pero hay excepciones. Una de las más inteligentes y llamativas es esta Mommy, donde buena parte de las escenas son en formato cuadrado (1:1). No es un capricho sino una elección dramática, que pretende simbolizar el encarcelamiento de los personajes en una vida llena de conflictos y angustias.
Es justamente la escena de la liberación, el patinete y las bicicletas, la que marca un cambio: tanto que hasta el protagonista “abre” el cuadro con sus propias manos, ampliando así la pantalla para representar ante nuestros ojos el fugaz instante de felicidad y reconciliación.
Bombazo
No, no es para nada casual que Wonderwall resuene en Mommy. De entre todos los súper éxitos de Oasis ese es el más escuchado, el tema que a The Edge (el virtuoso guitarrista de U2) le habría gustado componer, la llave de entrada de la banda al caprichoso mercado estadounidense y la primera canción de la década de los 90 (en concreto de 1995, como parte del álbum (What’s the Story) Morning Glory?) que alcanzó los mil millones de reproducciones en plataformas digitales.
Aunque la prensa inglesa dijo que el tema estaba dedicado a Meg Matthews, hoy exesposa de Noel Gallagher, el propio autor aseguró estar hablando de un amigo imaginario llegado para salvarlo de sus propios demonios internos. Algo que cuadra a la perfección con la épica escena de Mommy.
Dolor y arte
Xavier Dolan (Montreal, 1989) ha sido actor, director, guionista y productor, y pese a su juventud acumula una arriesgada, provocadora y muy personal obra. Premiado en Cannes con apenas 20 años por J’ai tué ma mère (merecedora de una interminable ovación en pie al final de su proyección en el festival) su cine suele tratar relaciones familiares y sentimentales casi siempre desde un prisma melancólico.
La plataforma Filmin ofrece cuatro de sus largos (la aquí analizada Mommy, Mi vida con John F. Donovan, Solo el fin del mundo y Matthias & Maxime) y una serie, La noche que Logan despertó, sobre los delitos de odio contra la comunidad gay (de la que, por cierto, es todo un icono).
Fue precisamente durante la promoción de este trabajo cuando amenazó con retirarse: “Hacer este tipo de obras me duele demasiado”, explicó, “y no me da lo suficiente a cambio”. ¡Esperamos que no fuera muy en serio!