1. La contaminación ambiental.
Por más que se hable de ello, algunos no parecen haber tomado conciencia de la gravedad del problema. Según la Organización Mundial de la Salud, cada año mueren en el mundo 12,6 millones de personas por vivir o trabajar en ambientes poco saludables. Esto significa que casi una cuarta parte del total mundial de las muertes están relacionadas de manera directa con este factor. Por otra parte, otros tipos de contaminación de los que se habla menos, como la acústica, también están detrás de infinidad de problemas de salud como el estrés o determinadas enfermedades mentales.
2. Los atropellos.
En España se producen, de media, 27 atropellos al día, según datos recogidos por el RACE. Esos atropellos dejan un trágico saldo de 378 fallecidos al año, de los cuales 224 se producen en vías urbanas. Del total de peatones atropellados, un 58% son hombres, frente al 42% de mujeres. Los mayores se llevan la peor parte: un 29% superan los 74 años, mientras que los que tienen entre 65 y 74 representan el 15%. Y un dato preocupante: un 11% son menores de 14 años.
3. La obesidad.
Los malos hábitos alimentarios y el sedentarismo, cada vez más habitual en el mundo entero, se han traducido en un índice de obesidad que no para de crecer. En España son obesos un 22,8 de los hombres y un 24,7% de las españolas. Y aunque aún estamos lejos de los países del mundo que lideran este ránking, la obesidad se ha convertido en un problema de salud pública de primer nivel dadas las afecciones que conlleva: diabetes, problemas cardiovasculares, respiratorios, etc.
4. El cambio climático.
Sí: sabemos que en los últimos años la presencia de expertos hablando de cambio climático en los medios de comunicación, así como sus constantes advertencias sobre la magnitud del problema, han llevado a los mandatarios del mundo a tomar cartas en el asunto. Pero se trata, a ojos de esos mismos expertos, de medidas insuficientes y que llegan tarde. El cambio climático no es un futurible: ya está aquí. Y es más que posible que sus consecuencias sean mucho más graves de lo que siquiera podamos imaginar: aumento del nivel del mar, catástrofes naturales, sequías, incendios… con las consiguientes migraciones masivas de población y los posibles conflictos que puedan derivarse de ellas.
5. La superpoblación mundial.
Organismos como la ONU no paran de alertar sobre ello: el ritmo de crecimiento de la población mundial es insostenible. En 2011 la población mundial alcanzó los 7.000 millones. Para 2050 se calcula que habrá 9.700 millones de humanos sobre el planeta. Satisfacer las necesidades alimenticias, energéticas y de desarrollo urbanístico de toda esa gente se torna una tarea imposible. Según reconoció la NASA, al ritmo que lleva la población mundial necesitaríamos tres planetas más como la Tierra para poder vivir.
6. La extinción de especies.
Otro dato de la ONU: cada día que pasa se extinguen nada menos que 150 especies, en lo que es la mayor ola de pérdida biológica desde que desaparecieron los dinosaurios. Desde 1970 se ha registrado una disminución del 58% en el número de peces, mamíferos, aves y reptiles del mundo. Y recientemente, la organización ecologista WWF lanzó un dato más que alarmante: a finales de esta década, más de dos tercios de la fauna silvestre podrían desaparecer si no se toma pronto algún tipo de medida.
7. La escasez de agua.
Los expertos coinciden: las guerras del futuro no serán por el territorio, sino por el control del agua potable. Un bien escaso al que un 13% de la población mundial no tiene acceso alguno, en un porcentaje que no para de crecer.
8. La deforestación.
La acción humana sigue esquilmando los bosques del planeta.Aunque desde la década de 1990 ha disminuido el ritmo de avance de la deforestación en el mundo, esta sigue siendo muy elevada: cada año se pierden en el mundo 13 millones de hectáreas de masa forestal, según el Banco Mundial. Entre las causas de esta tragedia se encuentran la utilización de los terrenos antiguamente ocupados por los bosques y selvas para alimentar el ganado destinado a consumo humano, el crecimiento imparable de las ciudades, los incendios (intencionados o accidentales) o la utilización de la madera como combustible.
9. La desigualdad.
El mundo es cada vez más desigual. Y no hablamos de las regiones más desfavorecidas del planeta, sino también de Europa. En el Viejo Continente hay 122 millones de pobres, que podrían llegar a ser 146 millones en el año 2025, según Oxfam/Intermón. España es el país más desigual de la Unión Europea, seguido por Letonia: la riqueza de las 20 personas más ricas de nuestro país equivale a la renta del 20% más pobre de la población. ¿Otro dato aterrador? La mitad de las riquezas del planeta están en manos del 1% de la población mundial.
10. El propio ser humano.
Al final, somos responsables de todos y cada uno de los puntos anteriores. De no ser por nosotros, la naturaleza se las arreglaría para salir adelante más pronto que tarde. Y al mismo tiempo, son muchos los que se muestran convencidos de que está en nuestras manos revertir esta situación: el consumismo desatado, el individualismo egoísta y la permanente búsqueda de nuestro propio interés frente al de los demás y al del planeta sólo pueden llevarnos a la hecatombe.