Ciudades

Seis razones por las que todos los ciudadanos deberían dar las gracias a los ciclistas urbanos

Moverte en bici es bueno para ti, pero también para todos los demás. No pretendemos que todos los ciudadanos nos den las gracias a los ciclistas urbanos uno a uno, pero sí poner sobre la mesa seis realidades innegables.

1. Aire más limpio para todos.

Empecemos por lo obvio: cada ciclista está contribuyendo de manera decisiva a que el aire de nuestras ciudades no sea aún más sucio, irrespirable y pestilente. Cada metro recorrido a golpe de pedal supone un importante ahorro en las emisiones de CO2 a la atmósfera, uno de los principales responsables del cambio climático. Y un pequeña bocanada de aire fresco para todos sus conciudadanos, independientemente de que sean conductores, peatones o ciclistas.

2. Una economía más competitiva.

Apostar por la bicicleta tiene un reflejo directo en la actividad económica de las ciudades y los países. Está demostrado que una mayor movilidad ciclista dinamiza el comercio local. Pero además, el sector de la bicicleta es un importante generador de empleo: un estudio de la Federación Europea de Ciclistas demostró que la industria de la bici da trabajo a 650.000 personas en toda Europa. Para 2020 se calcula que el sector alcanzará el millón de empleos.

3. Salud para todos.

Es evidente que el ejercicio diario contribuye a un mejor estado de salud para el que lo practica. No sólo la física, sino también la mental. Pero que exista un amplio número de ciclistas en las calles de una ciudad también repercute de manera directa en la salud del resto de ciudadanos, ya que se reducen las bajas laborales y la asistencia a los hospitales por las enfermedades vinculadas al sedentarismo. Un estudio realizado en el Reino Unido por Cyclescheme calculó que si sólo el 10% de los trabajadores decidieran desplazarse en bicicleta a su puesto de trabajo, el sistema nacional de salud británico se ahorraría más de dos mil millones de euros.

4. Menos accidentes.

Al contrario de lo que algunos piensan, un mayor número de bicicletas en las calles no implica más accidentes, sino todo lo contrario. Un informe hecho público el año pasado por el Centro de Epidemiología Ambiental llegó a la conclusión de que el sistema de bicicletas públicas de Barcelona, el popular Bicing, salva 12 vida al año.

5. Una ciudad más silenciosa.

La contaminación acústica es una de las problemáticas más extendidas -y de las que menos se habla- en las principales urbes del planeta. De ahí que le dedicáramos nuestro Sin Prisa, el reportaje central de* Ciclosfera,* en nuestro número #13. En él, psicólogos y otorrinos alertan de los graves riesgos que supone la exposición constante a los ruidos habituales en una ciudad. Los mismos que una bicicleta contribuye a reducir al mínimo.

6. Más espacio para el coche.

Por último, y aunque pueda sonar paradójico, hay que decirlo: cada ciclista que decide prescindir del vehículo privado en favor de la bicicleta está dejando más espacio en la calzada para que el conductor que, por cualquier motivo, necesita usar su coche en la ciudad. Más bicis equivale a menos coches, y eso es bueno para los propios conductores. Así que, lejos de increpar, algunos conductores deberían darnos las gracias en el próximo semáforo. De nada.