Ciudades

“En Valencia ha habido un antes y un después” (Giuseppe Grezzi)

Giuseppe Grezzi, Concejal de Movilidad de Valencia, se presenta a las primarias de Compromís para volver a ir en las listas del Ayuntamiento. Grezzi hace balance de sus cuatro años al frente de unas políticas de movilidad en las que la bicicleta ha tenido un papel protagonista.

En 2015, Valencia fue una de las llamadas “ciudades del cambio”. Junto a algunas de las principales urbes del país, como Barcelona, Madrid, Zaragoza o Coruña, el gobierno municipal cambió de signo para pasar a manos de nuevas coaliciones o partidos que apenas habían tenido responsabilidades de gobierno.

Tras 24 años con la fallecida Rita Barberá al frente del Ayuntamiento, Joan Ribó (Compromís) tomó posesión del cargo el 13 de junio de 2015 con los votos a favor de Compromís, el PSPV y València en Comú. También, con una persona al frente de la Concejalía de Movilidad abiertamente convencida de la necesidad de que la ciudad diera un giro de 180 grados en materia de movilidad: Giuseppe Grezzi.

Italiano de nacimiento, valenciano de adopción, Grezzi ha puesto a la bicicleta y el peatón en el centro del debate sobre movilidad, ganándose con ello no pocas enemistades. Al fin y al cabo, Valencia fue siempre el paraíso del coche: pese a contar con una orografía perfecta y un clima envidiable, la apuesta de los anteriores equipos de gobierno del Partido Popular por la bicicleta fue prácticamente testimonial. Con Grezzi como nuevo encargado de la movilidad, Ribó se puso una meta ambiciosa: convertir a Valencia en el Amsterdam del Mediterráneo.

Cuando apenas quedan un par de meses para los comicios, y en medio de una lluvia de acusaciones en los medios que hablan de la supuesta “dictadura de la bici” impuesta por el propio Grezzi, charlamos con él sobre el pasado, el presente y el futuro del ciclismo urbano en la tercera ciudad más poblada de España. Grezzi se presenta además a las primarias de Compromís, para las que pide el voto a modo de reválida de todos aquellos valencianos que consideren que está en el buen camino.

Estamos ya prácticamente en precampaña electoral. Sé que es complicado, pero ¿cómo definirías con pocas palabras la legislatura en materia de movilidad ciclista? ¿Cuál es tu balance?

Creo que ha habido un antes y un después. En Valencia hemos tenido 25 años de inacción en materia de ciclismo urbano, con escasos carriles bici y ubicados en la acera. No es algo que tenga que decir yo, pero creo que hemos hecho muchas cosas. Llevamos un ritmo de transformación alto y estamos muy satisfechos. Hemos hecho unos 40 kilómetros de carril bici, pero no nos interesa el número, sino el tipo de carril bici y el hecho de que estamos inmersos en un plan más ambicioso para seguir ampliando la red de manera capilar y estratégica: con grandes avenidas conectadas entre ellas, bajando carriles bici de las aceras a la calzada, conectando la periferia con el centro con proyectos muy potentes… Todo esto está generando un incremento del uso de la bici en Valencia y quitando espacio al coche. Creo que esa es la base de todo ello. Y ahora entramos en un proceso de consolidación. Es curioso que nos critiquen tanto, porque en el programa electoral de Rita Barberá de 2015 el PP prometía hacer 100 kilómetros de nuevos carriles bici en cuatro años. Hemos hecho 40 y dicen que los quieren desmontar. Es hipócrita y cínico por su parte.

De esas críticas quería hablar. En los últimos tiempos parece haber una guerra abierta entre el equipo de gobierno municipal y la oposición, azuzada por determinados medios de comunicación, que tiene la bicicleta como arma arrojadiza. ¿La movilidad ciclista no debería trascender la ideología?

Totalmente. Así debería ser y así es en otros países. Londres, Nueva York o las grandes ciudades alemanas han tenido alcaldes de izquierda y derecha que nos llevan mucha ventaja en políticas a favor de la bicicleta. Cada vez que vamos a los plenos, debates o entrevistas pedimos que se saque del debate ideológico y partidista la movilidad sostenible, como se hace en otros sitios de Europa. Pero aquí hay lo que hay: la derecha no acepta el voto popular y busca cualquier vía para crear enfrentamiento. Sí: reconocen que hay que reducir la contaminación y el uso del coche, pero aseguran que esta no es la manera. ¿Cuál si no? Hay que superar eso. Desgraciadamente, la gran mayoría de los medios de comunicación, con apenas un par de excepciones, apoyan y amplifican ese discurso.

“Hay que ser rigurosos y hablar de datos, no de percepciones”

En ese cruce de acusaciones y subidas de tono, tú mismo estás siendo el blanco de buena parte de las iras de la oposición. ¿Cómo se puede contribuir a destensar toda esta situación?

Es difícil. Yo sólo hago un llamamiento: hay que ser rigurosos y hablar de datos, no de percepciones. Y a eso contribuiría mucho que hubiera comentaristas y articulistas objetivos. Un ejemplo: el 1 de febrero de 2016 los vendedores del entorno del Mercado Central irrumpieron en el Ayuntamiento: estaban muy enfadados por los planes de urbanismo táctico y peatonalización de la zona. Los datos han acabado dando la razón a los partidarios de cerrar al tráfico motorizado: los días de cierre ha crecido un 18% la afluencia de clientes, el número de viajeros de la EMT se ha incrementado en más del 30%. Además, desde aquel mes de febrero de 2016 ha habido un incremento del 8% de peticiones de apertura de negocios en el entorno del mercado central. Los datos nos han dado la razón. Es algo similar a lo que ha sucedido en otras ciudades como Madrid con Madrid Central: se intenta crear una polémica que se disipa en dos días, porque en realidad todo el mundo entiende que son medidas positivas para todos.

Giuseppe Grezzi (foto: www.verds.compromis.net/)
Giuseppe Grezzi (foto: www.verds.compromis.net/)

Hagamos algo que no suelen hacer los políticos: autocrítica. ¿Qué crees que se podría haber hecho mejor en Valencia en materia de movilidad ciclista?

Una cosa que no hemos hecho bien, porque la hemos hecho tarde, ha sido la puesta en marcha de la Agencia de la Bici. No encontrábamos la fórmula de contratar una figura que pudiera hacerlo. Lo llevábamos en el programa, pero no dábamos con la manera administrativa de hacerlo. Más allá de eso, creo que la lentitud de los procesos administrativos ha provocado que no hayamos sido sido capaces de ir más rápido en determinadas obras y proyectos.

Echemos la vista atrás cuatro años. Si pudieras viajar en el tiempo: ¿le dirías al Giuseppe Grezzi de 2015 que se pensara mejor esto de meterse de lleno en la política institucional?

(Risas) No sé, no sé. La verdad es que ha habido momentos muy duros, en los que incluso he estado al borde de dejarlo. Pero no: estoy convencido de que volvería a hacerlo. Sobre todo porque yo vengo de la política, y más concretamente de la política de base. En Italia la política está muy presente en la vida de la gente. Yo llegué a Valencia en el año 2000 y un año después ya estaba en la masa crítica. Haber tenido la posibilidad de plasmarlo después en un proyecto compensa todos los ‘mal de caps’, que decimos aquí (males de cabeza).

Da un poco de rabia que te insulten por el hecho de ser italiano”

Has citado tu origen. En alguna ocasión, eso ha sido también motivo de ataque por parte de algunos. Vicente Boluda, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios, declaró en una ocasión: “¿Por qué un napolitano nos tiene que decir cómo nos tenemos que mover? ¿No había un valenciano?”

Para que veas cómo está la cosa. Un empresario que verbaliza lo que piensan algunos. Yo lo relativizo y procuro no darle importancia, pero da un poco de rabia que te insulten por el hecho de ser italiano. Tengo que decir que en Valencia me he sentido siempre muy a gusto: todo el mundo me ha acogido y hecho sentir como uno más. Pero últimamente la cosa está subiendo de tono desde determinados sectores. Para serte sincero, lo que me preocupa no soy yo, que al fin y al cabo soy un personaje público y me puedo defender, sino otras personas a las que se puede criticar no por lo que hagan sino por su lugar de procedencia. Creo que es algo muy peligroso.

De volver a salir elegido Joan Ribó como alcalde, ¿cuáles serán las prioridades y principales retos de cara a la próxima legislatura?

La primera legislatura es para poner en marcha cosas. La segunda, para consolidar y que no haya vuelta atrás. Queremos seguir reduciendo el número de coches en las calles, y tenemos una gran asignatura pendiente, que es el transporte público intermodal. El tema de los carriles bici está en marcha. Pero ante todo hay que establecer esa cultura de la bici que todavía falta: hay que hacer más pedagogía, más concienciación en los colegios, que es algo que ya estamos haciendo, más aparcamientos para bicicletas… Queremos seguir mejorando el espacio público con la peatonalización de varias plazas como la del Ayuntamiento la de la Reina.

Valencia fue una de las llamadas “ciudades del cambio”. ¿Cómo ves al resto?

Creo que cada una partíamos de un momento diferente. Hay algunas, como Cádiz, de las que apenas se habla y en las que se están haciendo cosas muy interesantes, que no son noticia. En Zaragoza y Barcelona ya se habían hecho cosas. Me da la sensación de que en Madrid quizá se podría haber hecho más, pero no conozco el día a día de las circunstancias como para concluir que se ha ido demasiado despacio. También es verdad que en Valencia tenemos un gobierno estable, mientras que el de Madrid está en minoría. Pero yo animo a todos los alcaldes a seguir adelante. Apostar por la bicicleta es un win-win.