¿Qué es lo mejor de ser presentadora de TV?
Inspirarte en el día a día de las personas, aprender sobre sus costumbres, sus talentos y, a la vez, poder darlos a conocer. Hay un universo de historias a la vuelta de la esquina esperando a ser contadas: la tele te permite acceder a distintos mundos y estar presente en otros, aprendiendo y enseñando a la vez.
Además, tienes una marca de bicis: Cornelia. ¿Cómo, y por qué, nació?
Trabajaba en la revista Cartel Urbano, de Bogotá. Ahí conocí a David Segura, nos hicimos amigos y hablamos de personalizar bicis clásicas para motivar a la gente a pedalear a través del diseño. Además, teníamos conciencia de la degradación del medio ambiente y queríamos posicionar la fabricación nacional, no había mucha oferta en el mercado y, para muchos sectores, moverse en bici era imposible: ubicamos nuestra idea en redes sociales, escuchamos las necesidades de movilidad de la gente y, a la vez, intentamos crear un medio de transporte con un sello muy personal y manufactura orgullosamente colombiana. Todo un duro y gratificante proceso, porque amamos hacer cosas distintas y lanzarnos: Cornelia es el reflejo de nuestro espíritu bicicletero y donde encontramos paz.
¿Qué papel juega la bicicleta en tu vida?
Nunca me imaginé sobre una bici por la ciudad, debido a los temores recurrentes sobre la seguridad. Pero, cuando empecé a usarla, mi vida dio un giro, y todo lo que soy empezó a tomar forma: me animó a ser más independiente, creer más en mis capacidades y retarme conmigo misma. Conocí, además, otra Bogotá: me emocioné con sus calles, inventé mapas de rutas, identifiqué pequeños y desconocidos paraísos urbanos y tuve más conciencia de lo que ocurría a mi alrededor. Ya no era un zombi atrapado en un autobús, ni dependía de nadie para llegar donde quisiera. Una vez lo pruebas no puedes parar, sobre todo cuando empiezas a darte cuenta de los beneficios de pedalear. Antes creía que para ser alguien de éxito debía tener, al menos, un auto, pero ahora me doy cuenta de que el éxito es vivir, y eso es justo lo que te da la bici: una vida distinta. Soy muy feliz al ver a la gente pedalear, a los ancianos y, sobre todo, a los niños, y cuando veo una bici no puedo evitar fijarme en sus detalles, rayones y colores.
“Una vez pruebas la bici no puedes parar, sobre todo cuando empiezas a darte cuenta de los beneficios de pedalear”
¿Por qué montas en bici?
Me hace feliz hacer algo por mi ciudad. La bici te enseña que la felicidad no consiste en poseer o ser reconocida, sino en hacer algo por los demás. Dejo de ser una carga para el saturado sistema de transporte, me dejo de excusas y empiezo a ser parte de la solución. Y sé que alguien, al verme, quizá también se anime.
¿Qué momento vive el ciclismo urbano en Bogotá?
Interesante. La bici está presente en los medios de comunicación, se ha convertido en un referente de salud, bienestar, esparcimiento y moda. Cuando pusimos en marcha Cornelia Bicis muchos creían que estábamos locos, pero en los últimos años se multiplican las iniciativas y se obtienen grandes resultados. También hay mucho apoyo del gobierno, pero es demasiado teórico porque la percepción sobre la seguridad sigue sin resolverse. Además, surgen inconvenientes por resolver, como la seguridad, la cultura vial o la infraestructura, de los que dependerá el crecimiento del uso de la bici.
La bici se ha convertido en un referente de salud, bienestar, esparcimiento y moda
¿En qué otro lugar del mundo te gustaría pedalear?
En Estrasburgo. Hay una ruta franco-alemana que combina patrimonio arquitectónico y naturaleza, con el hermoso río Rin por medio. Tiene todos los elementos para una buena ruta bicicletera: lindos paisajes ribereños con construcciones en sintonía con la naturaleza.
Por si fuera poco, haces música. ¿Dónde podemos escucharte?
La bici me inspira, y la música es combustible para pedalear. Pueden encontrar mi banda, Latinomatic, en Facebook, Instagram, Youtube y Soundcloud, y nuestra música se basa en nuestros momentos más bicicleteros y enérgicos.
¿Qué es lo que más te gusta de cantar?
Expresar cosas muy profundas, y que eso haga sentir cosas maravillosas a los que te escuchan. Poder inspirar con algo tan íntimo a aquellos que estén en la búsqueda de un estado mental diferente. La música, como la vida, no debe tener géneros, sino momentos. Combinar la bici y la música es un placer que no tiene precio.