¿Cómo nació Cycling Without Age?
Hace ahora algo más de cuatro años… y como una idea bastante loca: decidí empezar a pedalear con los ancianos de una residencia en Copenhague.
¿Por qué?
Me interesaba su situación, y sentí que quería darles la oportunidad de volver a conectar con la comunidad local: que recorriesen los parques de la ciudad, que saliesen a la calle y viesen los escaparates, que volvieran a tomar un café y, simplemente, que pudiesen volver a disfrutar del ambiente de Copenhague.
¿Por qué, precisamente, con ancianos?
Porque, con el paso del tiempo, suelen perder la movilidad y dejan de hacer todas esas cosas. Y porque pronto el 20% de la población de los países desarrollados tendrá más de 70 años: hablamos de una cantidad enorme de gente que, debido a esa falta de movilidad, corre el peligro de quedar excluida. No sólo pierden la capacidad de moverse: muchos de ellos también han perdido a su pareja, a muchos de sus amigos, están solos y el riesgo de quedar aislados socialmente es muy real.
¿Por qué utilizar la bicicleta?
Porque un simple paseo en bicicleta tiene un enorme impacto en la calidad de vida de un anciano. Y porque, además, los ancianos son personas muy interesantes: tienen muchas historias que contar, acumulan mucha sabiduría, y había que compartir todo eso con las nuevas generaciones.
¿Qué ha aprendido usted con Cycling Without Age?
Muchas cosas sobre la vida. He tenido la suerte, por ejemplo, de hacerme amigo de Thorkild, un hombre de 99 años. Pedaleamos juntos, hablamos y, muchas veces, cantamos. Me ha transmitido cosas de su filosofía de vida: que no vale la pena ser un gruñón, y que hay dos cosas claves para llegar a viejo: tomar un vaso de vino al día y no ser rencoroso.
“Un amigo de 99 años me ha dado el secreto de la longevidad: un vaso de vino diario y no ser rencoroso”
¿Cómo reaccionan los ancianos tras un paseo en bicicleta?
De manera sorprendente. Los ancianos adoran poder salir, sentir la brisa, conocer gente y nueva y volver a formar parte de la comunidad local. Eso les pasa a todos. Pero la reacción es aún mejor si hablamos de pacientes con Alzheimer, demencia o depresión severa: muchos de ellos recuperan la capacidad de expresarse verbalmente, y personas que llevaban encerradas en sí mismas durante años regresan del paseo cantando y riendo. Además, con los paseos en bicicleta los ancianos tienen un nuevo tema de conversación con los otros compañeros de residencia: había muchos que no se conocían y que, tras un paseo en bicicleta, se han hecho amigos.
¿Cuándo, y cómo, se empieza a internacionalizar Cycling Without Age?
Pronto, en 2013, surgieron las primeras muestras de interés desde Noruega. Y después tuve el honor de dar una charla en 2014 en TED, lo que provocó un gran interés y curiosidad desde distintas partes del mundo. Nos llegaron muchas peticiones de información, que han cristalizado en centenares de proyectos locales.
¿Hasta dónde puede llegar Cycling Without Age?
Mi sueño es que todos los ancianos, sin importar dónde vivan, puedan salir a pasear en bicicleta con vecinos, familiares o voluntarios. Las relaciones, amistades y experiencias que se generan pueden ser esenciales para que sean más felices, y mejore su calidad de vida. Espero que todo tipo de instituciones, públicas o privadas, se sumen a Cycling Without Age, y transformen este proyecto en algo que todavía vaya más allá, estimulando las relaciones entre jóvenes y ancianos. Esas relaciones ayudarán a construir sociedades mejores donde la gente pueda confiar, sin tantos problemas ni tapujos, en los demás.
¿Qué es, para usted, la bicicleta?
Amo el ciclismo. Uso la bici en todos mis desplazamientos, combinándola muchas veces con el tren. En mi opinión una ciudad vivible es una ciudad diseñada para todas las edades, incluidos niños y ancianos, y eso es muy fácil pensando en la bicicleta como medio de transporte protagonista.
- San Sebastián y Barcelona han logrado poner en marcha En bici sin edad: aquí tienes más información.