El próximo 1 de abril, Jueves Santo, Madrid iba a llenarse de bicicletas. Eso se aspiraba lograr, al menos, con la convocatoria por parte de la asociación Pedalibre de la Bicifestación, que exigía “el fin de las políticas anti bicicleta del ayuntamiento de Madrid y una apuesta sincera, ágil y efectiva por la bicicleta y la construcción de una auténtica Red Ciclista de carriles bici protegidos que haga de este medio de transporte una alternativa real, posible y atractiva para toda la población”.
La Bicifestación convocada exigía "el fin de las políticas anti bicicleta del ayuntamiento de Madrid y una apuesta sincera, ágil y efectiva por la bicicleta y la construcción de una auténtica Red Ciclista".
En su manifiesto, Pedalibre argumentaba cómo, en un contexto de emergencia climática y sanitaria, “es urgente desarrollar el único modo libre de emisiones que es competitivo, cómodo, rápido y accesible para la mayoría de los viajes que se realizan en Madrid. La bicicleta es parte de la solución y Madrid no puede quedarse atrás”. En su argumentación, Pedalibre recordaba todo tipo de gestos institucionales que demuestran el escaso afecto de las autoridades locales por la bicicleta: la eliminación de carriles bici existentes (como el de Gran Vía de Hortaleza), la eliminación de carriles bici proyectados y a punto de ejecutarse, la eliminación de los carriles bici aprobados en Plaza España, , la no consideración de la bicicleta en las diferentes operaciones urbanísticas y un largo listado que también se resumen en cifras, como la de haberse cumplido un año y cinco meses de la aprobación del carril bici de la Castellana sin que se haya iniciado el proyecto ni haya ninguna información del mismo o la aprobación, totalmente incumplida, a finales de 2020 en el Pleno del Ayuntamiento de Madrid de construir 167 kilómetros de carriles bici provisionales.
La ‘bicifestación’ contaba con el apoyo de un interminable reguero de colectivos: FRAVM, Ecologistas en Acción, Greenpeace, Amigos de la Tierra, Conbici, Asociación de Ciclistas Profesionales, A Pie, Plataforma Sindical EMT, Plataforma de Defensa de Madrid Central-Madrid Respira, Observatorio de la Movilidad Urbana Sostenible de Madrid, Madres x el Clima, Juventud x el Clima, Ciclobollos, EBA, Biciclistas Montserrat, Bicillecas, Moratacleta, Bicilineal, Ciclovía de Arganda… Y, por supuesto, preveía medidas de seguridad frente al Covid: uso de mascarilla y distancia entre los participantes, “conservando en todo momento la distancia física de seguridad y disolviéndonos también de manera escalonada a medida que vayamos finalizando el recorrido”. El recorrido prevista se iniciaba en la Plaza de Cibeles, recorriendo lugares como Gran Vía, Princesa, Cea Bermúdez, Jose Abascal, paseos de la Castellana y Recoletos para terminar, de vuelta, en Cibeles.
Sin embargo, y para sorpresa de los organizadores, la Delegación del Gobierno de Madrid (dirigida por José Manuel Franco, del PSOE) ha prohibido el acto por razones de salud pública. La disparidad de criterios ( recientemente se han vetado las marchas feministas por el 8 de marzo o los cortes de calles por la llamada Revuelta Vecinal, pero sí se permiten, por ejemplo, la marcha franquista del 28 de marzo, que celebrará el ‘Día de la Liberación de Madrid’, o mejor dicho la fecha en la que el ejército de Francisco Franco se hizo con la ciudad.
“Tampoco entendemos”, dicen desde Pedalibre, “es que la delegación de gobierno no puso pegas a las bicifestaciones de junio y noviembre de 2020, cuando la situación de la pandemia era peor que ahora. Cumplimos todas las medidas Covid y las manifestaciones transcurrieron con medidas de seguridad plenas”.