Cultura ciclista

'Formar para transformar' (Editorial de Ciclosfera #54)

La movilidad y el futuro no se improvisan. Las ciudades humanas, saludables y ciclistas no nacen de ocurrencias, impulsos o modas, sino del conocimiento. De entender cómo funciona una calle y se mueve una ciudad, cómo se comporta la gente y qué conforma sus desplazamientos. Por eso formar de verdad, con rigor, es el primer paso para transformar.

Estamos rodeados de debates urgentes, pero también de calles saturadas en ciudades cada vez más frágiles, ciudadanos arrinconados y amenazados y una movilidad que pide a gritos coherencia. Pero vivimos arrastrando inercias lastradas por decisiones tomadas sin datos, discursos que reducen la movilidad a una batalla cultural y prejuicios. Por eso, la formación es tan importante: rompe ese ruido, permite mirar la ciudad con otros ojos y regala, desde la experiencia, la evidencia y el compromiso, la decisión.

Esta revista de invierno (el decimocuarto invierno de Ciclosfera, ya) mira de frente al aprendizaje. A quienes enseñan urbanismo, planificación, seguridad vial, ciclologística o, en definitiva, enseñan cultura ciclista y pasión. Pero también mira, claro, a quienes quieren aprender: profesionales y estudiantes, responsables públicos, periodistas y, en definitiva, esas personas que quieren entender por qué una buena infraestructura ciclista no es un capricho ni una frivolidad, sino una política de salud, equidad y futuro.

Siempre hemos aspirado a ser un puente, un lugar donde contar lo que funciona y señalar lo que no, mostrar ejemplos de éxito y dar voz a quienes se dejan la piel. Una mesa a la que sentarse para conectar, crear y creer en las ciudades que vienen. Ciclosfera, Ciclosferia o Bicionarios nacieron para disfrutar, pero también para difundir y aprender. Para que cualquiera, un alcalde, una madre, un adolescente, encuentre ideas, inspiración y argumentos.

La movilidad no mejora solo con infraestructuras: avanza cuando la entendemos y sabemos escucharla, comunicarla y planificarla. Cuando dejamos de repetir lo de siempre y pensamos de otro modo. Y ese otro modo tiene un nombre: Formación. Ojalá esta revista sirva para preguntarnos, aprender y exigirnos más, porque solo quien se forma es capaz de transformar. Las ciudades que queremos necesitan, primero, de ideas: cuando las tengamos, ya nos ocuparemos también de reunir las ganas y la pasión necesarias para hacerlas realidad.