Efectivamente: fue un placer. Porque la Avenue (una commuter de gama alta con componentes de primer nivel) es una de esas máquinas que convierten el ir en bicicleta en algo adictivo. “Commuter” hace referencia a las bicicletas idóneas para ir de tu residencia al trabajo, y la Avenue consigue que, incluso, nos alegremos de que ese camino sea largo y cotidiano, porque transforma cada uno de los viajes en un auténtico placer.
Robusta y ligera
De primeras, la Avenue llama la atención por su estética. Pintada en un elegante color negro, la bici gusta a todo el mundo: no hay día en que alguien, al dejarla atada en el trabajo, no te hace algún comentario al respecto. Aunque discreta, su apariencia es imponente: diseño clásico, buenos acabados y una presencia que combina robustez y ligereza. Felicidades a los diseñadores.
Una vez subido a ella, la postura es deportiva. Con el cuerpo cargado sobre la rueda delantera, el estrecho manillar nos incita a atacar el asfalto urbano. El sillín, un Gyes GS-06 de cuero, es firme y, quizá, algo duro. Cuestión de usarlo mucho y acostumbrarse a él (o, mejor dicho, que él sea el que se vaya adaptando a nuestras posaderas).
En movimiento la bicicleta es una maravilla. Bastan dos pedaladas para sentirse propulsado. Los neumáticos (unos Kenda K1029 700 x 28C) transmiten, quizá demasiado, las imperfecciones del suelo, pero el objetivo de agarrarnos con firmeza a la calzada está conseguido. Tal vez cabría esperar algo mejor en una bicicleta de este precio, pero el resultado es más que digno.
A toda velocidad
El término digno es poco, en cambio, para referirnos al cambio y a los frenos de la Avenue. El primero es, simplemente, una joya: las 8 marchas del Alfine Rapidfire Plus se suceden a toda velocidad y sin ningún inconveniente para el agradecido jinete. Por supuesto, no es el cambio (ni la bici) ideales para afrontar una montaña, pero resulta muy eficaz y placentero en el día a día cotidiano. Respecto a los frenos, de nuevo la marca recurre a Shimano y a sus Alfine BR-S700S, unos hidráulicos de disco capaces de detenernos con un mínimo esfuerzo.
¿En resumen? Buena, bonita… Y bueno, no demasiado barata. Con un precio de 1.610 euros, la Finna Avenue exige un desembolso considerable para los tiempos que corren, pero también ofrece mucho: exclusividad, diseño y unos acabados y componentes de primera categoría. Y, por encima de todo, el convertir cada desplazamiento urbano en un placer, mejorando así nuestro día a día y haciéndonos volar, a ras de suelo, sobre la a veces algo desagradable y gris realidad.
Más información en Finna Barcelona (www.finnacycles.com/es/index.html).
Valoración de la prueba
Muy bonita, suficientemente cómoda y muy deportiva: la Finna Avenue no dejará indiferente a nadie a tu alrededor, aunque puede reprochársele la fragilidad de piezas como el guardabarros y un precio, quizá, algo elevado.
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Estética
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Comodidad
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Resistencia
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Dinamismo
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Precio