Es tan paradójico como sintomático: pese a recorrerse miles de kilómetros, no es infrecuente que La Vuelta a España, una de las tres grandes vueltas por etapas del mundo, se resuelva por muy poco tiempo. No en vano, hasta en 19 ocasiones (hasta esta edición de 2018, todavía sin concluir) la gran carrera española ha visto cómo menos de un minuto separaba a sus dos primeros clasificados.
Una muestra, en primer lugar, de la emoción de La Vuelta, un escenario donde no es nada extraño que haya que esperar al último día para saber quién es el vencedor. Y, por supuesto, también una prueba concluyente de la labor fundamental que ejerce el cronometrador oficial de cada etapa, que en el caso de La Vuelta (como en el Tour y en muchas de las más carreras ciclistas más importantes) es la marca suiza Tissot.
Conocido es el final más apretado de la historia de la gran carrera francesa: fue en 1989, cuando Greg LeMond remontó en la etapa final, una contrarreloj individual, la diferencia que le sacaba el hasta entonces maillot amarillo, Laurent Fignon. Apenas les separaban 50 segundos antes de esa contrarreloj, y fueron insuficientes para el francés: LeMond llegó a la meta con 58 segundos de ventaja, imponiéndose por tanto en la general por unos escasos 8 segundos. Tiempo suficiente para convertirle, por segunda vez, en vencedor del Tour (lograría otro más, en 1990), con Pedro Delgado como espectador: el segoviano fue ese año tercero, a más de tres minutos y medio del entonces corredor del AD Renting).
Tras más de 90 horas de carrera, apenas 6 segundos separaron a Caritoux de Alberto Fernández en La Vuelta de 1984
Sin embargo, La Vuelta ha tenido un final todavía más cerrado. Fue en una edición muy recordada, la de 1984, y tan solo 6 segundos separaron al vencedor, el francés Eric Caritoux, del segundo clasificado, Alberto Fernández. Caritoux (cuyo mayor éxito profesional fue esta Vuelta) salió líder de una de las etapas más decisivas de esa edición, la que unía Santander con los Lagos de Covagonda, y Fernández no logró arrebatarle el primer puesto. Etapas con puertos de primera categoría, dos contrarreloj individual… Fue en balde: Alberto Fernández, que era el favorito, vio cómo se le escapaba el que habría sido la primera gran vuelta de su carrera, ya que fue tercero en el Giro de 1983 y también tercero en la anterior edición de La Vuelta. Por desgracia, Fernández murió pocos meses después en un accidente de tráfico.
Diez años antes, en 1974, los aficionados también vivieron una Vuelta de enorme emoción. Era una edición de lujo: los tres corredores que habían completado el podio del anterior Tour de Francia, Luis Ocaña, Bernard Thévenet y José Manuel Fuente, estaban en la línea de salida, y fue precisamente este último el que terminó ganando la clasificación general. No lo tuvo fácil; en la meta final de San Sebastián sólo 11 segundos distanciaron a Fuente del segundo clasificado, el portugués Joaquim Agostinho. Después de casi 3.000 kilómetros recorridos, el final no pudo ser más emocionante: Agostinho se impuso en la contrarreloj individual de la última etapa, pero en esos 36 kilómetros no logró enjugar la diferencia, quedándose a 11 segundos del asturiano Fuente, que consiguió así su segunda y última Vuelta.
Hasta estas dos ediciones, el final más apretado de La Vuelta había sido en 1956, y la menor distancia entre primer y segundo clasificado había sido de 13 segundos. La prueba, que empezó y terminó en Bilbao, constó en esa ocasión de 17 etapas, sumándose un total de 3531 kilómetros. Una distancia enorme (para hacernos una idea, es más de lo que separa a Sevilla de Varsovia), pero en la que sólo 13 segundos separaron al vencedor, el italiano Angelo Conterno, del vasco Jesús Loroño. Loroño ganó la siguiente edición, mientras que Conterno, que con su triunfo se convirtió en el primer italiano en ganar La Vuelta, apenas podría presumir de 3 etapas del Giro en su palmarés.
El último final “apretado” fue en 2011, cuando Juanjo Cobo se impuso a Chris Froome por 13 segundos
Mucho después, en 2011, de nuevo 13 segundos marcaban la diferencia entre el ganador y el segundo clasificado. Fueron 21 etapas y 3.320 kilómetros entre Benidorm y Madrid, pero esa escasa distancia la que separó a Juanjo Cobo, maillot rojo y vencedor de la general, del segundo clasificado, Chris Froome. Cobo se puso primero en la clasificación al finalizar la 15ª etapa, con final en el puerto asturiano de Angliru, una de las cimas más duras del ciclismo mundial, y conservó su ventaja en las seis etapas siguientes.