
Por suerte, desde hace un tiempo la bicicleta ha dejado de ser una “rareza” en Bilbao para convertirse en parte de su paisaje urbano. Así al menos lo asegura Nora Abete, su segunda teniente de alcalde y concejala de Movilidad y Sostenibilidad, que subraya el cambio de paradigma vivido en los últimos años. “Hasta hace poco, la bicicleta era cosa de unos pocos”, nos cuenta, “pero ahora queremos que se consolide como una forma más de movernos por la ciudad”. Echa un vistazo al vídeo de la entrevista:
Para Abete, el punto de inflexión llegó en 2018, con la implantación en el sistema de bicicleta compartida BilbaoBizi de máquinas de pedaleo asistido. Todo un acontecimiento con un sistema que, para la concejala, les ha llevado a “estar a punto de morir de éxito, con cifras récord de uso y entre las más altas de Europa”. Por eso, el pasado verano el servicio dio un salto adelante con nuevas bicicletas, más modernas, seguras y con mejores medidas anti vandalismo.

Pero el impulso no se limita a la bicicleta compartida. Según Abete, el Ayuntamiento trabaja para tejer una red continua de carriles bici (los conocidos como bidegorris) que llegue a todos los distritos: “Estamos construyendo tres ejes fundamentales que nos permitirán conectar barrios y alcanzar 75 kilómetros de red a finales de 2025”, destaca la concejala, “una cifra importante para una ciudad de solo 42 kilómetros cuadrados”.
"La bicicleta es un elemento relativamente nuevo en la movilidad de Bilbao y tiene que buscar su sitio, porque compartimos un espacio público limitado y la responsabilidad de convivir mejor es de todos" (Nora Abete, Ayuntamiento de Bilbao)
Pero hay más: por ejemplo, la BiziToki o “casa de la bicicleta”, donde se organizan cursos de aprendizaje, programas específicos para mujeres o talleres infantiles en colaboración con colegios. “Hemos detectado una brecha de género en el uso de la bicicleta”, asegura Abete, “y estamos sorprendidos con la buena acogida que están teniendo estos cursos”. También la promoción y la sensibilización son pilares clave con actividades como los Domingos de la Bicicleta, con los que se pretende extender la cultura ciclista más allá del ocio deportivo.

“Moverse en bici es cómodo, agradable, barato y rápido”, concluye Abete, que no obstante subraya en que queda mucho trabajo, especialmente en la convivencia entre modos de transporte, por hacer. “La bicicleta es un elemento relativamente nuevo en la movilidad de Bilbao”, explica, “y tiene que buscar su sitio, porque compartimos un espacio público limitado y la responsabilidad de convivir mejor es de todos”.
