En pocas palabras... ¿Quién es Banezka?
Vanesa es una artista visual multidisciplinar: directora de arte, ilustradora y creativa publicitaria, que convive con Banezka, un alter ego que crece conmigo desde hace muchos años. Ella es quien se mueve por la vida podríamos libre de briefings. Bajo este apodo experimento diferentes facetas artísticas sin la presión que te da tener un cliente detrás esperando cosas muy concretas. Gracias a Banezka he podido desarrollar desde ilustraciones con telas y objetos encontrados hasta el humor gráfico y los cómics.
¿Cómo surgen tus historias?
Surgen de algo que me gusta mucho, además de las bicis, que son las historias entrelazadas que vivimos a diario, cómo éstas van salpicando a un montón de gente que ni conocemos y generando así una sinergia loca e infinita. La bici me pareció un hilo conductor ideal para mostrarnos cómo una simple acción puede lograr un gran cambio a nivel individual pero también colectivo.
"No me gustan mucho las etiquetas porque se generan unas expectativas que me resultan un poco asfixiantes" (Banezka)
¿Cuáles son los mayores retos a la hora de crear un cómic?
Creo que al igual que sucede con cualquier expresión artística, el reto consiste en poder llevar al otro a dar un paseo por tu mundo para hacerle olvidar el suyo durante un rato y el reto está un poco en construirle un lugar al que quiera volver a menudo. En cómic es un modo de expresión gigantesco y, para mi, de inabarcables posibilidades, tanto es así que yo misma querría vivir dentro de ellos para poder explorarlos a tiempo completo.
¿Cómo defines tu estilo?
Ni idea, pero me gusta mucho el realismo-no-mágico, y si hay magia que sea accidental. No me gustan mucho las etiquetas porque se generan unas expectativas que me resultan un poco asfixiantes.
¿Qué relación tienes con la bici? ¿Cuándo y cómo aprendiste a montar?
Aprendí a montar creo que con 7 u 8 años y con la bici de mi hermano mayor, así que ¡me iba enorme! Recuerdo muy bien que me montaba con ayuda porque no llegaba sola, ni se ajustaba el sillín ni nada, era todo muy rústico. Una vez allí arriba mi única misión era llegar a salvo al final de la calle, donde había un muro contra el que chocaba sin más, jajaja. Ahora parece salvaje, pero creo que toda mi generación aprendió un poco así, no te compraban la bici a tí sino que la heredabas. Y como andar en bici te garantizaba diversión sola y en grupo, todos tenían bici en mi barrio. A pesar de este primer encuentro lleno de magullones, nunca le cogí manía y siempre que pude, a lo largo de mi vida tuve una bici a mano. Ahora me acaban de regalar una Orbea que es una reliquia y me entusiasma mucho la idea de poder restaurarla yo misma.
¿Dónde vives, y cómo está evolucionando el ciclismo urbano por ahí?
Me acabo de mudar a Barcelona y aquí ya está bastante instalado el tema de la bici urbana, pero he vivido unos 20 años en Madrid y allí sí que pude notar el gran cambio en cuanto a su uso. Vivía al lado de Madrid Río y fui testigo del cambio bestial desde que me mudé al barrio en 2011 hasta el 2021 ¡Una auténtica revolución de la bici urbana! Han conquistado las calles y es algo que sigue creciendo.
Una revista, un cómic... ¿Cuál crees que es la mejor forma de animar a la gente a moverse en bicicleta?
Darle visibilidad desde todos los ángulos de la cultura es siempre positivo, una peli puede influenciarnos mucho más de lo que creemos. Documentales, cómics, libros, eventos y quedadas barriales… al final se trata de dar empujoncitos a aquellos que usan la bici sólo en paseos muy configurados en plan “vamos a la Casa de Campo o al Retiro” pero no se animan a hacerlas parte de su día a día. Cuantos más las saquemos a la calle, más obligados se verán los que deciden sobre la arquitectura urbana de modificar las ciudades para que sean transitables y seguras.