Bicicletas

Embacher collection: adiós, amigas

Hablamos con Michael Embacher, dueño de la mejor colección de bicicletas del mundo, poco antes de vender sus tesoros. 203 modelos. 203 maravillas que mezclan historia, arte y practicidad.

Si los cuadros de Picasso o las esculturas de Miguel Ángel fuesen bicicletas, muchas de ellas estarían en poder de Michael Embacher. Arquitecto y diseñador, este vienés acaparaba Bianchi, Moulton, Colnago, Duemila o Rene Herse, una colección mostrada, entre otros, en el Museo de Artes Aplicadas de Viena o el Museo de Arte de Portland.

A mediados de mayo, el sueño se hizo trizas al subastarse cada máquina por separado en la casa Dorotheum. Embacher prefiere no hablar de eso y opta por recordar cómo se enamoró de cada montura. “Desde niño me atrajeron las bicis”, cuenta, “y simplemente quise saber cómo sería pedalear en cada una de ellas. Si sientes debilidad por la estructura y el diseño son perfectas, y eso me llevó a coleccionarlas compulsivamente”.

Criaturas perfectas

Simplicidad. Eso es lo primero que Embacher resalta al hablar de bicicletas, “la creación más perfecta para transformar energía humana en movilidad. La bici es una construcción intransigente en términos artísticos y estructurales y no podemos ignorar, por supuesto, sus atributos ecológicos”.

Aunque alguno de los modelos vendidos supera los 120 años, Embacher considera a todas armas llenas de futuro. “Una bicicleta nos da un enorme placer y, a la vez, es una máquina limpia y ejemplar. No requiere apenas espacio de estacionamiento, no produce gases tóxicos, no causa atascos y su pequeño tamaño y capacidad de maniobra la convierten en el vehículo ideal. Ojalá las bicicletas dominen las ciudades y el mundo.”

En el difícil momento de despedirse de sus amadas criaturas, es lógico (y, quizá, algo cruel) preguntarle cuál era su favorita. “Todas lo son”, responde sin dudar. “He montado con frecuencia en todas ellas, y mi favorita era siempre la que pedaleaba en ese momento. Recuerdo infinidad de paseos memorables… Quizá, el más mágico, fue sobre el congelado lago Neusiedl. El suelo era blanco, la niebla lo cubría todo y no veía el horizonte… Fue como renacer. Pedalear en la nada absoluta, algo inolvidable y místico… ¡No hace falta que te diga que me perdí por completo!”.

Siete joyas en pocas palabras

One Off Moulton Special

“Es una pieza única de titanio, fruto del encuentro entre Mike Auspurger y Alex Moulton en 1991. Una versión muy especial de la madre de todas las plegables”.

Schulz Funículo

“Fruto del innovador constructor y maestro Jacques Schulz, destaca por su extravagancia y humildad a la vez. Pagué mucho por ella: aunque hay varios modelos por ahí, la mía es la única en estado de uso”.

Labor Spéciale Course

“Se inspira en la estructura de los puentes y tiene una resistencia increíble. Es perfecta para las carreras: Louis Darragon, François Faber o Paul Deman ganaron sobre una de ellas”.

Capo Elite ‘Eis’

“Una mezcla de un patín de hielo y una bici. Una creación extraordinaria que tuvo muy poca distribución”.

BSA Paratrooper Bike

“Fuerza y versatilidad: el ejército británico las usó en la II Guerra Mundial. Se fabricaron más de 60.000, y jugaron un importante papel en el desembarco de Normandía”.



Skoot

“Aunque desenfadada, es un modelo serio y muy práctico, fantástico para usar en la ciudad y combinar con el transporte público porque pasa absolutamente desapercibida”.

Lotus Sport 110

“Cuando la Unión Ciclista Internacional (UCI) relajó sus estrictas regulaciones, a principios de los noventa, el diseñador Mike Burrows y los técnicos de Lotus aprovecharon la oportunidad de aplicar tecnología Fórmula Uno al ciclismo. Es un diseño clave y revolucionario”.