1. No hay que dar pedales.
Falso: las bicis eléctricas no son motos. Una e-bike no te lleva, sino que te ayuda a pedalear cuando necesites un poco más de ‘punch’. Y luego están, claro, las diferencias ‘legales’: ni gasolina, ni seguros, ni ITV, ni casco… Habrá quien piense que una bici de pedaleo asistido está a mitad de camino entre una bici y una moto, pero se parece bastante más a la primera que a la segunda.
2. Corren demasiado.
Según lo que entiendas por “demasiado”. El pedaleo de una bicicleta eléctrica convencional alcanza, según marca la normativa, los 25 kilómetros por hora, momento en el que cesa la asistencia. “25 km/h es una velocidad más que apropiada para circular por la ciudad”, opina Fernando Martín, de Biciclick. “De hecho, es mucho menor que la de cualquier otro vehículo a motor e inferior al límite de las zonas 30”. En resumen: si todos circulásemos a esa velocidad las ciudades serían mejores y más habitables…
3. Con ellas no sudas.
No sudas… si no quieres sudar. Basta con apretar un botón para suprimir la asistencia al pedaleo, convertir cualquier bicicleta eléctrica en una normal… y romper a sudar, si es lo que te gusta. Escuchamos mucho eso de que ir en bici eléctrica es “hacer trampas”. Pero, de nuevo, la movilidad sostenible no tiene nada que ver con la competición ni con ser mejores que nadie.
4. Son para vagos o gente mayor.
Lo hemos dicho muchas veces: para los que hacemos Ciclosfera la bicicleta no es sólo un deporte sino, sobre todo, un medio de transporte. Y puede haber gente que quiera desplazarse pedaleando sin hacer demasiados esfuerzos. Sobre el segundo punto, tenemos un secreto: algún día tú también serás viejo. Puede que entonces tampoco quieras o necesites una eléctrica, pero tu caso no es el de todo el mundo.
5. Se pierde la magia de la bicicleta.
Falso. Moverte sobre una e-bike mantiene intactas la gran mayoría de sensaciones que emanan de una bici tradicional. Y al mismo tiempo, aporta otras nuevas. ¿Has oído hablar de la sonrisa eléctrica? Es la cara de felicidad que todo el mundo tiene al subirse en una de estas máquinas por primera vez. “Con la bicicleta eléctrica no pierdes magia: al contrario. Ganas la posibilidad de disfrutar de lo que la bici te aporta en el viaje, evitándote el sufrimiento físico de las cuestas que te harán bajar la vista al suelo” opina Eduardo Arias, de Mihatra.
6. Son demasiado caras.
El mercado de las eléctricas evoluciona a velocidad estratosférica. Es posible encontrarlas por poco más de 1.000 euros, e incluso menos. ¿Te parece caro? “Todo depende de lo que se entienda por caro”, apunta Óscar Gauna, de Gote Bike. “La relación calidad-precio de muchas eléctricas es muy buena. Y es una gran inversión, sobre todo, porque la rentabilizarás en menos de lo que imaginas”.
7. Necesitas carnet para conducirlas.
Aun hay quien se cree este mito erróneo, así que nos vemos obligados a volver a desmontarlo: no, no hace falta carnet alguno para subirse a una bicicleta eléctrica y disfrutar de sus bondades (a menos que alcance los 45km/h, las conocidas como speed e-bikes).
8. Contaminan.
Es cierto que una bicicleta tradicional siempre será más sostenible, dado que las eléctricas cuentan con una batería que, al concluir su vida útil, ha de ser reciclada. Pero eso no impide que sigan siendo infinitamente más ecológicas que cualquier otro vehículo motorizado: según un estudio realizado por Daniel Diez y Sergio Álvarez, de la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid, su huella de carbono “es 16 veces menor que la de un coche tradicional y 6 veces inferior a la generada por una moto de baja cilindrada”.
9. La autonomía es limitada.
Así es. Pero, con una autonomía de 50 ó 60 kilómetros, rango en el que se mueve prácticamente cualquier bicicleta eléctrica, tienes para recorrer la distancia de tu casa al trabajo unos cuantos días. Y si quieres más, fácil: basta con una batería más potente. Sólo por curiosidad… ¿cada cuánto cargas tu ordenador portátil o tu smartphone?
10. Requieren demasiado mantenimiento.
Una eléctrica no necesita de muchos más cuidados que una bici tradicional. Los motores, especialmente si son de una calidad óptima, están preparados para aguantar miles de kilómetros sin dar un solo problema. Desde CicloTEK, especialista en la venta de kits de conversión eléctricos, explican que “únicamente hay que prestar algo de atención a la batería, ya que si no se carga en un plazo largo de tiempo las celdas se pueden deteriorar. Basta con darle un carga completa cada mes aproximadamente y no hacer descargas profundas”.
11. Son una simple moda más.
“De moda nada”, apunta Carlos Núñez, secretario General de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE). “Es una revolución equiparable al mountain bike”, añade Núñez, “que ha venido para transformar el concepto del ciclismo y de ir en bicicleta”. Los datos no mienten en Alemania se venden seis e-bikes por cada 100.000 habitantes, cifra que en Holanda alcanza las 16 e-bikes por cada 100.000 habitantes. “En España no llegamos a dos por cada 100.000 habitantes”, concluye, “pero esto no ha hecho nada más que comenzar”.
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