El otoño es, para muchos ciclistas, la mejor época del año para pedalear. Para los afortunados, también un tiempo perfecto para embarcarse en algún viaje de ensueño y dejarnos llevar por las ganas de aventura. Al fin y al cabo, en otoño todo tiene otro color.
“Para mí esta época es ideal por las luces y los colores”, cuenta Chus Blázquez, responsable de una de las empresas más veteranas en materia de cicloturismo, Rutas Pangea. ”Los días se acortan y son más frescos, y eso nos anima a aprovechar más el momento. El otoño también nos avisa de la llegada del frío y nos hace sentirnos vivos”. Tras el estío, estos meses nos recuerdan, en opinión de Chus, “que la naturaleza es un ciclo. El otoño es el anuncio del fin de una temporada con un derroche cromático que nos invita a pedalear por bosques de hayas y de robles o a recorrer las riberas de los ríos que se tiñen de amarillo”.
Seleccionamos, especialmente para ti, cinco de los mejores destinos europeos para viajar en bicicleta. ¡Toma nota!
1. Noruega. La web Cyclingabout eligió en su día al país escandinavo como uno de los mejores destinos del mundo para el cicloturista, haciendo especial hincapié en localidades como Trondheim, Narvic o Mo i Rana y sus alrededores. ¿El motivo? Noruega cuenta con innumerables ventajas para el turista que viaja en bicicleta, empezando por la posibilidad de acampar prácticamente en cualquier parte. Las carreteras secundarias están poco transitadas, y muchas zonas del país cuentan con una orografía muy favorable, lo que lo convierte en asequible para los ciclistas de cualquier nivel. Sí: es posible que no hablemos de un viaje barato (alternativas como Warmshowers pueden serte de gran utilidad), incluso también que haga falta ropa de abrigo, pero la luz y los increíbles paisajes que encontrarás en el camino harán de este viaje una experiencia irrepetible.
2. Copenhague. Un paraíso para las dos ruedas. Y un lugar en el que absolutamente todo está pensado para los ciclistas. Y es que, como explicó recientemente el alcalde de Copenhague, Frank Jensen, en esta entrevista, en la capital danesa la bicicleta no entiende de ideología política: aquí pedalea absolutamente todo el mundo. Hay pocas sensaciones más curiosas que hacerlo durante la hora punta de una jornada laboral cualquiera en Copenhague, en la que las bicicletas están por todas partes formando silenciosos atascos. No en vano, el 63% de sus habitantes elige la bici como medio de transporte habitual para desplazarse hasta su puesto de trabajo. Independientemente del tiempo que haga (la lluvia es protagonista habitual, por lo que no hay que perderse el encanto de sus bares, galerías de arte y, en general, propuestas de interior), la bicicleta en Copenhague es una forma de vida.
3. Turquía. Si buscas un destino más cálido, esta una opción ganadora. Sí: las archiconocidas Estambul y Capadoccia son grandes destinos, pero hay mucha más Turquía esperando a ser descubierta, especialmente en el ámbito rural. Lugares en los que, además, encontrarás una hospitalidad comparable a muy pocos países del mundo. Porque como todo buen cicloturista sabe bien, no hay nada como viajar en bicicleta para que se te abran todas las puertas. Y en Turquía, eso se convierte casi en una norma universal no escrita. Será en el momento en que te alejes de los principales focos turísticos cuando empezarás a conocer el país en toda su dimensión. Y si buscas algo más urbano, déjate caer por Esmirna (Izmir), el segundo puerto más importante del país y un enclave encantador en pleno Mar Egeo.
4. La Toscana. Hay pocas regiones en Europa tan emblemáticas, encantadoras y recomendables como la Toscana, en Italia. Sus legendarios viñedos, sus característicos olivares y sus verdes praderas cautivarán al cicloturista que tenga la oportunidad de recorrer algunas de sus miles de veredas, rutas y caminos. La oferta cultural es prácticamente inabarcable, con infinidad de enclaves medievales que te dejarán con la boca abierta. A ello hay que sumar casi 400 kilómetros de costa y la omnipresencia de ciudades de leyenda que hay que visitar al menos una vez en la vida, como Florencia, o las igualmente recomendables Pisa, Lucca o Siena. Por si todo ello fuera poco, hay que añadir una gastronomía sencillamente deliciosa y una pasión por a bicicleta que se respira en cada rincón de cada pueblo.
5. Selva de Irati (Navarra). ¿Quién dijo que es necesario salir de España para disfrutar del cicloturismo? Nuestro país es una potencia en este aspecto (quizá por ello son miles los turistas que vienen cada año en busca de los mejores planes ciclistas), y las posibilidades son infinitas. Ahí va una: ubicada en el valle de Salazar (Navarra), la selva de Irati es uno de los hayedos más espectaculares de toda Europa. También uno de los mejor conservados, gracias a los cuidados por parte de los habitantes de la zona. Un lugar como pocos de la Península para perderse en bicicleta de montaña, conectar con la naturaleza más salvaje… y olvidarse de todo.