¿Qué supone organizar un criterium como el de Gijón?
Casi un año entero de trabajo, porque en cuanto termina una edición ya casi tienes que empezar con el del año siguiente. El tamaño de este criterium es intermedio: no podemos vivir de él pero al mismo tiempo exige organización y, desde luego, ¡pedirle muchos favores a mucha gente para que nos ayuden!
¿Cómo evoluciona el criterium de Gijón?
Crece cada año. A nivel organizativo seguimos en la misma línea, haciéndolo entre amigos, porque es la única forma de que siga adelante. A nivel público, apenas tenemos ayuda: el Ayuntamiento sólo piensa en el fútbol. Y en cuanto al público, cada vez viene más.
¿Cómo se financia un criterium como el vuestro?
Sólo con el dinero de las inscripciones. Hay muchos gastos que hemos ido adelantando, que luego recuperamos con esas inscripciones, y también con la bebida y el merchandising que se venda ese día. Los sponsors no dan dinero, sino material para los corredores, y tampoco buscamos muchos patrocinios porque nuestro objetivo no es vivir de esto.
¿Cuánta gente puede participar en vuestro criterium?
El año pasado, entre chicos y chicas, había unos 100 corredores, cifra que esperamos superar holgadamente este año. En cuanto al público pueden asistir, fácilmente, más de 500 personas, y cada edición nos sorprendemos por ver cómo aumenta la asistencia.
¿Cómo son los espectadores?
Los que vienen de fuera son aficionados al piñón fijo, que se desplazan hasta aquí porque conocen el evento. Y después hay mucha gente local a la que le gusta el ciclismo y que aquí descubre una nueva disciplina.
¿Qué dicen esos “recién llegados” al piñón fijo?
Se sorprenden del nivel de la carrera, porque vienen corredores de todos lados, de más de diez países, y con mucha preparación. Además, también les impacta el volumen del evento: creen que vamos a ser cuatro gatos, y luego encuentran una organización seria y gente muy preparada.
¿Cómo ves el futuro de los criteriums?
Cada vez hay más marcas que se interesan por esta modalidad, practicantes de otras disciplinas que se animan… Y todo eso sube el nivel. Creo que, en el futuro, quizá llegue a profesionalizarse: sólo hay que ver cómo funciona el Red Hook Criterium. En EE UU el tema patrocinios es más potente, mientras que en Europa se apuesta por dar material, pero en ambos escenarios crece.
“Las carreras de piñón fijo no son peligrosas: en Gijón nunca hemos tenido un accidente grave”
¿Son peligrosas las carreras de piñón fijo?
No. Cruzo los dedos, pero en Gijón nunca hemos tenido un accidente grave, más allá de algún rasponazo por una caída. No me parecen más peligrosas que una carrera de montaña, o de carretera.
¿Cómo defines el ambiente de un criterium como el de Gijón?
Cada año es más animado, porque introducimos nuevos alicientes y eventos. Normalmente, el día anterior se hace una fiesta de presentación para reunir a la gente y que se conozcan: por ejemplo, este año, presentaremos una película sobre el viaje de los Roosters a Japón. El día de la carrera hay pruebas clasificatorias durante todo el día, con puestos de bebida y comida para los espectadores. Y, después de la carrera, el sábado por la noche habrá una fiesta en el centro de Gijón, además de paseos y actividades durante todo el fin de semana.
¿Por qué gusta tanto el criterium de Gijón?
No lo sé… Un año decidimos hacerlo, fue uno de los primeros en España y, sobre todo, nació por nuestras ganas. Habíamos ido a Nueva York a presenciar el Red Hook Criterium, y decidimos montar algo parecido aquí: ya habíamos hecho alley cats, campeonatos de bike polo y decidimos probar con un criterium. Creo que Gijón es un buen lugar: es una ciudad pequeña, lo que facilita el obtener permisos, y ha cuajado entre la gente.
- Ese fin de semana Gijón es escenario de otro importante evento de ciclismo urbano: ‘Ciclorama’.