Ciudades

Siete claves para exprimir la intermodalidad

No hay excusas: la bicicleta nos permite llegar a casi todos los sitios y, todavía más, si la compatibilizamos con el transporte público. Adiós a los límites: aquí van algunos consejos para aprovechar las opciones que nos brinda la intermodalidad.

Conoce bien los horarios

Si la bicicleta es sinónimo de independencia y libertad, el transporte público implica adaptarse a los servicios y horrios existentes. Por eso, para alcanzar la máxima eficiencia y aprovechar mejor el tiempo, es importante que conozcas al dedillo los horarios de trenes, autobuses o metros: no vale de nada que pedalees con prisas si luego, por haber salido tres minutos tarde de casa, pierdes el tren y tienes que esperar una hora. Calcula bien, ten la agenda muy clara y exprime cada minuto. Y, ya de paso, ¡piensa también en organizar tu vida para no tener que moverte en las horas punta!

Máxima educación

Si desde Ciclosfera siempre reclamamos autocrítica y un trato intachable hacia los demás, en este caso pedimos extremar los cuidados. En intercambiadores, estaciones de tren y metro o, simplemente, dentro del propio autobús o vagón somos, más que nunca, algo intrusos. En esos espacios, por lo general reducidos y llenos de gente, las bicicletas son objetos grandes y aparatosos, y nadie tiene por qué viajar incómodo por nuestra culpa.

Busca una montura ligera y manejable para subir y bajar de vagones y escaleras y no molestar a los otros viajeros

La ligereza es importante

A la hora de manejarnos por escaleras, pasar por galerías, cruzar vías de tren o, sencillamente, subir y bajar de un autobús, cuanto menos peso llevemos con nosotros mejor. En la intermodalidad es clave movernos con agilidad y comodidad, y más considerando que, muchas veces, tanto nosotros como los que nos rodean van con prisas. Por eso intenta usar bicicletas lo más ligeras y manejables que puedas, e incluso plantéate muy en serio recurrir a una plegable, que son imbatibles en este sentido.

Tenlo siempre todo a mano

Si ya es fácil ralentizar el discurrir normal de los otros viajeros al ir con una bici, todavía es más habitual que yendo tan cargados no encontremos, en el momento adecuado, el billete, el dinero o cualquier otra cosa fundamental. Intenta tener siempre una mochila o prenda de vestir en el que puedas acceder de un modo rápido y sencillo a la cartera, las llaves o el teléfono móvil. Al mismo tiempo, por supuesto, extrema las precauciones: es fácil que con tanto bulto encima te olvides algo importante.

Lleva siempre un buen candado

Siempre es importante estar preparado para atar tu bicicleta si hay un imprevisto, pero todavía más si la combinamos con otros medios de transporte. Uno nunca sabe si una cancelación de servicio o cualquier otra situación anómala nos puede trastocar los planes y, quizá, obligar a dejar la bicicleta en tierra. Si buscamos un buen lugar y tenemos un buen candado no tiene por qué ocurrir nada malo.

Domina las reglas

En cada ciudad, en cada medio de transporte, rigen unas reglas distintas, y muchas veces ni siquiera los conductores las conocen. Más de una vez nos han puesto pegas para subir una bicicleta plegable a un autobús en el que estaban permitidas, o hemos dejado de usar el tren a una determinada hora cuando no había ningún problema para subir con nuestra montura. Es importante conocer a la perfección lo que podemos y no podemos hacer y, en caso de que nos pongan pegas injustificadas, poder reclamar nuestros derechos.

No hay límites

Con un poco de práctica y cabeza, la intermodalidad puede eliminar de un plumazo casi todas las barreras que nos impedían usar a diario nuestra bicicleta para llegar a cualquier sitio. La mayor parte de los límites nos los ponemos nosotros mismos, no la realidad: la bicicleta puede acompañarnos durante todo el trayecto o solo durante una parte, ser vital para los últimos dos kilómetros hasta nuestro destino o, incluso, no serías la primera persona que usa dos bicicletas en un mismo viaje, una para llegar hasta el medio de transporte público y otra, al bajarse de él, para alcanzar su destino. La bicicleta, además, también puede ser compatible con tu coche: siempre será mejor aparcar lejos de tu destino, pero hacerlo pronto, y recorrer esa distancia después en bicicleta que pasarse cada día media hora dando vueltas para aparcar.