París acoge estos días la decisiva Cumbre del Clima, de la que saldrá -o debería salir- un compromiso firme de las naciones del mundo en la lucha contra el cambio climático. Expertos y ecologistas coinciden: estamos ante un reto histórico y uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la humanidad. Por eso, no hay muchas más oportunidades que ésta.
En el marco de esa misma cumbre, se han entregado los premios C40 City Awards. Su cometido es reconocer la labor que determinadas ciudades están haciendo en esa guerra contra el cambio climático, que tiene uno de sus principales campos de batalla precisamente en las grandes áreas metropolitanas.
En este última edición, han sido diez las urbes galardonadas con el premio. Tres son estadounidenses (Nueva York, Washington y Boston), otras dos europeas (Rotterdam y Estocolmo), dos chinas (Nankín y Wuhan), una canadiense (Vancouver) y dos sudafricanas (Cuidad del Cabo y Johanesburgo).
Según el jurado de los premios, cada una de esas diez ciudades es un ejemplo en alguna de las distintas categorías que reconocen los premios. La capital de EEUU, por ejemplo, es líder en energía verde, según los responsables de C40, mientras que la china Nankín destaca por su gran apuesta por el transporte público. Vancouver es la que más ha invertido para superar la dependencia del carbón, mientras que Estocolmo destaca por ser la que cuenta con las comunidades más sostenibles a nivel medioambiental.