Ciudad del Cabo es un lugar de contrastes: lo viejo frente a lo nuevo. La naturaleza junto al asfalto. Las brechas socioeconómicas, la degradación urbana y, pese a ello, la esperanza, el ingenio y la creatividad impulsando la transformación.
Capital Mundial del Diseño 2014, la ciudad y sus cuatro millones de habitantes se han marcado un objetivo: convertirse en la urbe africana más sostenible, conectada y amable. En ese contexto de cambio y transformación social la bicicleta y la cultura que la rodea juegan un papel esencial.
Planificando el cambio
En Ciudad del Cabo se pedalea por muchas razones. Algunos lo hacen para ahorrar o porque no pueden tener coche propio. Otros, por pura diversión. Y, la mayoría, por esa incomparable sensación de independencia y libertad que da.
Los ciclistas capenses son realistas y optimistas. Entienden los retos (carreteras colapsadas, ciclovías inconexas, infraestructura mínima) y los enfrentan con la cabeza alta. Pese a que la cuota modal del ciclismo en Sudáfrica no supera un triste 1,3% según la National Household Travel Survey, las cosas están cambiando. El precio de la gasolina, los atascos y la contaminación suben, y también lo hace el interés por la bici.
Una tendencia alimentada por el continuo desarrollo de la red NMT (Non-Motorished Transport), con 435 kilómetros de infraestructuras peatonales y ciclistas. La reciente integración de la bici en la red de autobuses MyCiti y el Metro Rail permiten a los ciclistas, cada vez más, intercambiar formas de transporte. Cuentan además con herramientas como Ride Your City, mapa que especifica las rutas más tranquilas y seguras, y aunque la ciudad no dispone de un sistema de alquiler público crecen iniciativas privadas como Upcycle que cubren esta necesidad.
En movimiento
Pero los que protagonizan esta revolución son los ciclistas urbanos. La Moonlight Mass reúne cada mes a más de 2.000 riders en el centro de la ciudad, que participan en la más grande concentración nocturna de ciclistas de toda Sudáfrica. Junto a los frecuentes eventos Open Streets, donde las calles se cierran a los coches, la Moonlight Mass ha contribuido a llevar la bicicleta al gran público: cualquiera puede experimentar la alegría de pedalear sin el amenazante tráfico motorizado.
Esa filosofía y ese cambio de mentalidad subyacen bajo Bicycle Cape Town, campaña lanzada en 2012 que se ha convertido en una dinámica plataforma online desde la que se organizan todo tipo de eventos, y que aspira a convertir Ciudad del Cabo en verdaderamente bike-friendly. Todo esfuerzo es poco: desde presionar al gobierno para que mejore las infraestructuras hasta organizar foros para formar a los ciclistas capenses en materia de seguridad vial.
Cambiando vidas a pedales
Uno de los mayores desafíos en Sudáfrica es la pobreza. Una lucha donde el transporte juega un papel esencial, ya que la falta de recursos se traduce en dificultad para acceder a trabajo, educación y salud. Organizaciones como Qhubeka o The Bike Empowerment Network (BEN) utilizan la bici para hacer frente a este problema, repartiendo miles de bicicletas entre los más necesitados. Sus responsables no sólo ven una herramienta de movilidad, sino también una forma de estimular la creación de empleo. Se han establecido más de 15 centros entre talleres y almacenes y puesto en marcha infinidad de cursos de mecánica.
Sus cuatro millones de habitantes quieren convertirla en la ciudad africana más amable y sostenible
A su vez, los propietarios de estos centros han sido formados en la gestión empresarial y el mantenimiento de las bicicletas. El resultado se ve en las calles: los trabajadores sanitarios de los barrios más pobres pueden visitar al doble de pacientes gracias a sus bicicletas amarillas donadas por Qhubeka, y los alumnos que pedalean sobre máquinas cedidas por BEN ahorran hasta un 75% de tiempo, lo que les permite pasar más horas en la escuela y gastar menos energía para llegar hasta allí.
El mecánico Fagodien Campher es dueño de uno de esos centros, Imfundo Ciclo. En el corazón de Lavender Hill, una de las zonas más pobres de la ciudad, su brillante edificio naranja es un imán para los jóvenes que vienen a aprender nociones básicas de mecánica. “A veces se quedan aquí hasta tan tarde que casi tengo que obligarles a que se vayan a casa”, bromea Fagodien, que sabe que esta actividad mantiene a los niños lejos de las drogas y las bandas callejeras.
Herramienta de trabajo
Además de lúdica, funcional y solidaria, la bicicleta es importante en Ciudad del Cabo al proporcionar movilidad y ayudar a crecer negocios y servicios locales. Cuando el joven Lufefe Nomjana decidió expandir su panadería en el barrio de Khayelitsha la bicicleta fue su primera opción para entregar la mercancía: antes, él y sus trabajadores debían caminar hasta 25 kilómetros al día para entregar el pan a hogares, centros de educación y orfanatos casi inaccesibles en coche.
El reto aquí es la pobreza, una lucha donde el transporte juega un papel fundamental
Pero no es sólo pan: las bicis también salvan vidas. Mientras recogía las medicinas de sus abuelos en una clínica el joven Sizwe Nzima, de 21 años, se dio cuenta de que muchos carecían de recursos para hacer lo mismo. Así nació Iyeza Express, un servicio de mensajería ciclista que recoge medicación de hospitales y clínicas y lo entrega directamente a los pacientes. Hoy, Nzima proporciona medicinas de primera necesidad a más de 250 personas.
Diseño, necesidad y virtud
En la promoción de toda esta cultura están Guillaume du Toit y Andre James, creadores de Pedi-back, una bicicleta pensada como solución de bajo coste para pequeñas empresas. Su diseño se inspira en los rickshaw, y sirve para transportar personas y mercancías. “Es fruto de nuestro ingenio africano”, explica Guillaume. “Resuelve los problemas de movilidad partiendo de una situación de escasez.”
Toda la ciudad rezuma creatividad. En el corazón de Woodstock se encuentra Woodstock Cycleworks (WSCW), un paraíso ciclista. Su propietario, Nils Hansen, nos asegura que la ciudad necesita “romper con la dependencia del coche y el estigma de que es inseguro circular en bicicleta”. “No es fácil”, añade, “pero Sudáfrica se está convirtiendo poco a poco en un lugar más amable, donde el respeto y la infraestructura crecen con el cambio cultural”.
Un cambio cultural que es motor y síntoma del cambio moral de Ciudad del Cabo. La bicicleta no sólo cambia la forma de moverse: también transforma la estructura social y reduce las divisiones históricas para pedalear hacia una sociedad integrada y conectada. Georgina Avlonitis, ciclista urbana y ecologista convencida, lo explica así: “El ciclismo urbano añade encanto al día a día. Permite comprender cómo funciona tu cuerpo, hacer amigos, sonreír a los extraños y descubrir los secretos de una ciudad de la que, sin darte cuenta, te enamoras”.
Los rostros del cambio
El libro *Bicycle Portraits *recoge 500 retratos de ciclistas de Sudáfrica. Hablamos con sus autores. Stan Engelbrecht y Nic Grobler.
¿Cuándo y por qué decidisteis llevar a cabo el proyecto?
Somos ciclistas urbanos y vimos que muy pocos sudafricanos utilizan la bicicleta como medio de transporte. Quisimos conocer a otros como nosotros, y pensamos que podría nacer un libro que invitase a usar un medio de transporte bueno, barato y saludable.
¿Cómo se vive la bici en Sudáfrica?
La situación está cambiando, pero aún existe el estigma de que es el medio de transporte de los pobres. Además, la pobre infraestructura y la cultura de los conductores hace que, a menudo, sea peligroso. Pero hay cambios. En Ciudad del Cabo la red está creciendo año a año, y es esperanzador cruzarte cada día con más ciclistas.
Habéis viajado por todo el país durante años. ¿Qué ha sido lo mas duro?
Rodar a través de un cinturón de plantas de energía de carbón, con camiones cruzándose en todas direcciones, entre Bethal y Delmas. ¡Muy peligroso!
¿Puede jugar la bici un papel importante para los sudafricanos pobres?
Es un elemento liberador e igualador y una solución simple a muchos de los grandes problemas de esta nación. La bici es un transporte limpio y gratuito, que te fortalece mental y físicamente además de ponerte en contacto con tu comunidad y tu entorno.