Krzysztof Chmielewski y Holger Hagenbusch, polaco y alemán respectivamente, eran dos aventureros. Dos enamorados de la bicicleta y los viajes que, como tantos otros, disfrutaban pedaleando por los parajes más remotos. De larga melena rubia y perenne sonrisa, Holger tenía 43 años y muchos kilómetros a sus espaldas. Krzysztof, de 37, llamaba la atención por su singular perilla y miles de aventuras ciclistas: había partido de Canadá, con destino Argentina, y no tenía prisa. Simplemente, quería disfrutar de cada instante.
El pasado 20 de abril, su vuelta al mundo concluyó de forma abrupta en el estado mexicano de Chiapas, cuando fueron asesinados y abandonados en un barranco junto a la carretera que lleva a las ruinas de Palenque. Llevaban tiempo dando la vuelta al mundo y, pese a lo peligroso de la zona, Krzysztof y Holger no parecían preocupados. Sabían que pedaleaban en zona hostil (México sumó más de 29.000 asesinatos sólo en 2017), pero Holger destacaba en las redes sociales su amor por México, la alegría y la hospitalidad de sus gentes y su afán de descubrir hasta el último de sus rincones.
Te lo dije
El 19 de abril, Krzysztof llegó a San Cristobal de las Casas, una de las principales ciudades de Chiapas. Allí tomó una serie de fotografías que compartió en Facebook: fue la última noticia que tuvieron de él sus familiares, amigos y seguidores. Después conoció a Holger, y ambos decidieron pedalear juntos hasta Palenque. Una semana después, sus cuerpos sin vida aparecían en el kilómetro 158 de la carretera que une San Cristóbal de las Casas y Ocosingo, una de las más transitadas de la zona.
Comenzó entonces un confuso vaivén de noticias contradictorias sobre la suerte que habían corrido. La Fiscalía de Chiapas informó inicialmente de que se había tratado de un accidente: “La práctica de su actividad ciclista era de alto riesgo y posiblemente pudieron haber perdido el control y caer en el barranco”, declaró el fiscal Arturo Pablo Liévano en un primer momento. Las sospechas y especulaciones se dispararon. La llegada al país de Rainer, hermano de Holger, desató la presión mediática y obligó a rectificar a las autoridades. En una entrevista concedida a Noticieros Televisa, el fiscal especializado en Delitos por Homicidios de Chiapas, Luis Alberto Sánchez, modificó la valoración inicial y habló de “asalto con violencia”. Las evidencias eran claras: uno de los cuerpos presentaba una herida de bala en el cráneo; el otro había sido decapitado. En declaraciones al diario El País, Sánchez explicó que “el fiscal (Liévano) que alegó que fue un accidente no lo hizo con dolo ni mala fe, tampoco para ocultar evidencias”, al tiempo que especuló con la posible causa del asesinato. “Quizá se opusieron y por eso los mataron”, apuntó.
“Nadie debe desaparecer, morir, ser asaltado o ver violada su integridad física, por mucho que hubiera sido alertado del peligro”
El propio Rainer agradeció en las redes sociales el apoyo recibido. “No tengo palabras para agradecer la ayuda y el esfuerzo que toda la gente viene dando al caso de Holger”, escribió. “Las autoridades y la embajada alemana literalmente nos mandaron al carajo y nos contestaron “I told you so” (te lo dije). Pero, joder, nadie debe desaparecer, morir, ser asaltado o ver violada su integridad física, por mucho que hubiera sido alertado del peligro. Que se haya avisado no quita la responsabilidad legal y ética que las autoridades tienen”, aseveró.
Sin escrúpulos
La pregunta que se hacen muchos, especialmente aquellos que nunca han pisado México, es… ¿Realmente es Chiapas tan peligroso? Felipe Besné, uno de los más célebres cicloturistas mexicanos y conocedor de casi todos sus rincones, lo confirma parcialmente. “Algunas zonas de Chiapas son peligrosas desde hace más de 15 años”, señala. “La guerrilla ha dado paso a la delincuencia organizada, y los asaltos son frecuentes”, cuenta a Ciclosfera. “Por desgracia, la mala suerte le tocó a nuestros colegas europeos”, lamenta Felipe. “Transitaron por una zona de peligro extremo y los asesinaron para robarles lo poco que tenían. Es gente sin escrúpulos. Por muy poco, son capaces de quitarte la vida”.
Berenice Zambrano, cicloactivista mexicana residente en Madrid, es contundente. “México es un país roto”, asegura. “En cualquier momento las cosas pueden dar un giro inesperado y te puede pasar algo”. En su opinión, “México vive una de sus eras más violentas y en los casos más sonados, como los de los 43 estudiantes de Ayotzinapa o los tres estudiantes de cine de Jalisco, las autoridades no han logrado esclarecer los hechos”. Para Zambrano, la estrategia del Estado es “ofrecer una versión que responsabilice a las víctimas de alguna forma y dejar que el tema se diluya”.
“México vive una de sus eras más violentas”
Besné también manifiesta dudas al hablar sobre la actuación de las autoridades en el caso de los cicloturistas. “Desde que conocí la noticia”, explica, “desconfié de la versión policial que hablaba de accidente. En las redes sociales se fue multiplicando la presión y se celebraron manifestaciones exigiendo la verdad. Ante esa presión, y también debido a la llegada del hermano de Holger, cambiaron su versión”. Una presión que, por desgracia, ha de repetirse para que la verdad aflore. “En México hay movimientos de padres que salen a buscar a sus hijos y se encuentran con fosas clandestinas”, narra Zambrano. “Hay gente que documenta el proceso, tanto legal como empírico, de ir a excavar para encontrar cuerpos con la finalidad de facilitar este conocimiento a otras familias que también buscan a sus hijos. Es una realidad indignante, triste y desgarradora. Y, sin embargo, ocurre continuamente”.
A pocos, aparte de los afectados, parece interesarle que Chiapas (donde el turismo supone una importante fuente de ingresos) ocupe las primeras páginas de los periódicos por asuntos tan turbios. “A las autoridades no les conviene crear alarma”, apunta Besné. El cuerpo de Holger, gracias a la llegada al país de su hermano, fue repatriado a Alemania. El cadáver de Krzysztof sigue en México. Cicloviajeros y ciclistas urbanos del país organizaron marchas pacíficas, y varias bicicletas blancas siguen aparcadas, como un silencioso homenaje, en varios estados de la república. Liévano, el procurador que dijo que fue un accidente, fue cesado. Y, pasados dos meses de lo ocurrido, nadie sabe en qué punto están las investigaciones. Concluye Besné: “Una vez conocida la verdad, los ciclistas sólo esperamos que las autoridades localicen y castiguen a los culpables”.