Una vez pasado el verano, ¿a qué se dedica una agencia de viajes para ciclistas?
A diseñar, sobre todo, la propuesta del año que viene: cada vez más gente, y aún más si hablamos de clientes extranjeros, quiere planear con mucha antelación sus vacaciones de verano. Además, por supuesto, organizamos viajes a corto plazo, porque otoño es un momento fantástico para viajar en bicicleta.
¿A dónde viajan los cicloturistas en otoño?
A la gente le interesa, sobre todo, recorrer zonas con bosques. Por eso les proponemos viajar por el norte de España o, para los que busquen algo relajado, trayectos como el Canal de Castilla, que atraviesa Valladolid, Palencia y Burgos.
“En otoño a la gente le interesa, sobre todo, pedalear por zonas de bosque”
¿Y en invierno?
Ahí es verdad que la demanda baja mucho… El puente de diciembre es la última fecha solicitada del año. Muchos de los que pedalean cambian la bicicleta por los esquíes, aunque es verdad que lugares como las Islas Canarias y Baleares son muy frecuentados por ciclistas, y se está sumando con fuerza Almería.
¿Cuándo se darán cuenta las administraciones públicas del potencial del cicloturismo?
Es verdad que siguen yendo a remolque del sector privado, que es el que más iniciativas ha puesto en marcha: los hoteleros, por ejemplo, veían que el ciclista era un público muy interesante para determinadas épocas con poca ocupación, y llevan tiempo trabajándolo. Pero las administraciones se van dando cuenta de que hay un sector de mercado interesante: ahora es el World Travel Market de Londres, la feria de turismo más grande de Europa, y el año pasado las Islas Baleares tenían todo un stand dedicado al cicloturismo.
¿Qué países lo están haciendo mejor en ese sentido?
Hay ejemplos claros como Holanda, por supuesto, y en Bélgica también lo están ofreciendo como un producto fundamental. En España, seguimos echando de menos una apuesta mayor, porque a muchas comunidades autónomas les cuesta.
¿Cómo se les puede convencer?
Siempre les contamos que los ciclistas viajan más despacio, que pasan más tiempo en el mismo territorio. Una de las preocupaciones del turismo actual es que los viajeros van muy rápido, paran muy poco en los lugares, algo que en bici es muy distinto y produce un mayor beneficio a nivel local. Además, rompe con la estacionalidad: aunque creamos que es algo superado la gente sigue viajando, sobre todo, en verano, cuando en España la primavera o el otoño son momentos fantásticos para pedalear y realizar, así, viajes diferentes.
¿En qué ha cambiado el cicloturista en España?
El perfil es cada vez más amplio… Lo que más me llama la atención es que cada vez es un público más femenino. Antes apenas había chicas, y el cambio ha sido radical. También hay cada vez más familias, grupos de amigos… En general, la media de edad es de entre 35 y 40 años, y es un público que pedalea, como mínimo, hasta los 60. En Europa o EE UU es todavía más frecuente que los cicloturistas sean jubilados de 70 años.
“El mayor problema del cicloturismo en España es la falta de promoción, vender que somos un buen destino”
¿El mayor problema del cicloturismo es la falta de infraestructuras y, por extensión, de seguridad?
No me atrevería a afirmarlo… En España, por ejemplo, creo que el mayor problema es la falta de promoción y de comunicación, el saber vender que somos un buen destino. El cliente europeo no necesita un carril bici de 400 kilómetros, sino encontrar un lugar amable con la bicicleta: buenos paisajes, hoteles, restaurantes y bares que reciban bien al ciclista, cosas interesantes que visitar… Creo que el cicloturista necesita más un entorno amigable que, simplemente, infraestructura, aunque por supuesto que siempre será bienvenida. Por ejemplo, recorrer el Danubio en bicicleta por carriles bici en familia es todo un placer.
¿En qué situación están las rutas Eurovelo que pasan por España?
El proyecto EuroVelo avanza, aunque muy poco a poco. A mediados de octubre viajaremos a Viena para participar en un proyecto que promueve las Vías Verdes y nos reuniremos con EuroVelo para tratar acuerdos de colaboración, y es verdad que se han ido inaugurando tramos en Girona, Navarra o el País Vasco. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente se está involucrando, pero nos gustaría que avanzara más rápido, y gente como Jesús Freire está haciendo un gran trabajo para que España esté más presente.
¿Qué es necesario para hacer cicloturismo?
Sobre todo, tener ganas de pasarlo bien. Elegir un viaje que se adapte a ti, tanto en cuanto a duración como a perfil o precio. Nosotros, por ejemplo, ofrecemos dos opciones para el próximo puente de noviembre: un viaje de Madrid a Guadalupe de cuatro días de puerta a puerta, en el que cada ciclista sale de su casa en bici, y otro por las Bárdenas Reales, en Navarra, más exigente y recorriendo un paisaje lunar. Muchos se creen que los cicloturistas son distintos, pero buscan lo mismo que cualquiera: comer bien, que les traten bien, ir a sitios agradables para dormir o para tomarse una copa.
¿Cuáles han sido tu peor y mejor viaje en bicicleta?
El peor… No sabría decírtelo. Creo que todos los sitios tienen su gracia. En cuanto al mejor, hay muchos, pero hay una ruta fantástica y muy sencilla en España que es la Ruta del Cid. Se puede hacer en distintos tramos y es una delicia: la recorre muy poca gente y, en bicicleta, te sientes un auténtico conquistador.