Como cada mes de junio, este año se celebró en medio mundo la Ciclonudista, la marcha crítica en la que los ciclistas pedalean desnudos y en grupo por el centro de las ciudades reclamando respeto. Para algunos, se trata de un evento tan divertido y alegre como necesario. Para otros, en cambio, no es más que una frivolidad. ¿Tú qué opinas?
A FAVOR
Nuestro motor son las piernas y la carrocería, nuestro cuerpo. No somos cifras ni estadísticas. Por no ser, tampoco somos ciclistas, sino personas de carne y hueso. Por eso la Ciclonudista tiene aún más sentido que cualquier otra Masa Crítica: su visibilidad, su desafío, son máximos. Al vernos desnudos nada distrae tu atención: fíjate bien en nosotros y, por supuesto, respétanos. La desnudez no busca provocar ni excitar sino, simplemente, evidenciar lo frágil, natural y bella que es una persona rodeada de gigantes de metal y humo. Cada foto, cada tuit, cada comentario postrero, serán un recordatorio de que sobre cada bicicleta hay una vida. Y, por supuesto, tampoco hay que ponerse dramático: ¿qué tiene de malo pedalear riendo y desnudos? ¿Tan malo es sentir, por un día, el sol y el aire de tu ciudad en el cuerpo?
EN CONTRA
Lo hemos conseguido: un año más, los ciclistas salimos a la calle y llamamos la atención… desnudándonos. Seamos serios: ¿realmente los dueños de todos esos teléfonos móviles que fotografían a la comitiva reflexionarán lo más mínimo sobre lo que de verdad importa? En absoluto. Lo único que les resulta divertido y atractivo o estrafalario e indignante, será el hecho de que circulemos sin ropa. Nuestra vulnerabilidad, la desnudez que sufrimos ante el tráfico motorizado, se convertirá en algo accesorio, caprichoso y, a la postre, oculto. Nadie pensará en un colectivo amenazado y agredido, sino en un conjunto de exhibicionistas festivos. Si queremos combatir y prevenir acciones hagámoslo en serio y alcemos la voz en un tono, desde luego, poco festivo. A no ser que lo que queramos sea, simplemente, exhibirnos, provocar y festejar no se sabe bien qué.
*Este artículo forma parte de la edición impresa de Ciclosfera #21. Puedes leerlo completo en este enlace. O si te has perdido alguno de los números anteriores, encuéntralos todos aquí. *