Celaya, una ciudad que se encuentra en un punto estratégico del país y se encuentra en una etapa de crecimiento industrial que ha causado cambios en la vida cotidiana.
Soy como muchos lectores estudiante de la universidad y ciclista urbano, al encontrarme lejos de la ciudad donde crecí, la bici se ha vuelto mi aliada para poder escapar un poco de la rutina diaria y relajarme del bullicio de la ciudad. Aparte es la que me lleva a todas partes, cuando lo necesito aunque llueva, granice o relampaguee. Nunca había tenido una bicicleta propia hasta hace poco, y no me arrepiento, ya que me ha ayudado física, mental y económicamente.
Celaya, también conocida como “La Puerta de Oro del Bajío” era hasta hace unos años una ciudad donde reinaba el auto como medio de transporte y los camiones urbanos volaban por las calles y avenidas con tal de ganar un poco mas de pasaje, con estas razones mucha gente a comenzado a cambiar el transporte motorizado por una bicicleta, ya que les conlleva un beneficio, tanto en salud como el ahorrar unos cuantos pesos. Se puede ver por la ciudad a tempranas horas, obreros en grupos pedaleando hasta su jornada, estudiantes armados con sus mochilas rodando hasta las escuelas y gente saliendo de los mercados cargados con el mandado para sus hogares, todo esto sin distinción de género ni edad.
El gobierno local poco a poco comienza a apoyar más el ciclismo urbano, construyendo y habilitando vías exclusivas para la bicicleta o lugares para estacionarla, aun falta crear más cultura tanto a automovilistas y choferes de camiones urbanos, como a los ciclistas, ya que no existe un respeto por parte de todos. Los camiones como dije anteriormente vuelan por las avenidas sin respeto hacia los ciclistas, ocasionando accidentes en gran medida, por su parte los ciclistas no respetan muchas veces las reglas de tránsito a las cuales también están sujetos por transitar por las mismas vías.
Hay grupos que difunden el uso de la bicicleta, yo pertenezco a uno, que lleva 30 años realizando paseos dentro de la ciudad, y más recientemente rodadas foráneas de 20 hasta 40km, incluyen a personas de todas las edades, para crear consciencia sobre el correcto uso de la bici. De este grupo formado por la familia Yáñez hablare en otra ocasión con más detenimiento.
Es una labor difícil el difundir la cultura ciclista, pero quienes amamos andar sobre dos ruedas, no descansaremos hasta poder lograr convertir esta ciudad en un ejemplo y orgullo para el mundo ciclista.