Ciudades

Un manifiesto pide un carril bici temporal en el Paseo de la Castellana de Madrid

El documento asegura que un carril bici temporal en la Castellana sería el inicio de “una verdadera red ciclista para Madrid”.

Los ciclistas madrileños piden un carril bici temporal. Y lo recogen en un manifiesto que firman arquitectos como Belén Moneo e Iñigo Cobeta, artistas como Christina Rosenvinge (a quien hemos entrevistado en Ciclosferia) y nombres directamente vinculados al mundo de la bicicleta como Sol Otero (Bicicletas Otero, también presente en Ciclosferia), Miguel Andrés (responsable de ciclismo urbano de Pedalibre), Carlos Corral (ingeniero y urbanista), Esther Rodriguez (coordinadora de comunicación de ConBici) o Juan Merallo (ciclista).

Por su interés, recogemos el texto íntegro del manifiesto a continuación. Asimismo, desde Ciclosfera nos sumamos a la petición y animamos a secundarla a todo aquel que, como nosotros, piense que las bicicletas son clave para las nuevas ciudades que han de venir en el escenario posterior al coronavirus.

Por un carril bici provisional en la Castellana como inicio de una verdadera red ciclista para Madrid

En este periodo de COVID-19, hemos podido apreciar el barrio en el que vivíamos. Hemos podido comprobar lo importante que es la cercanía de los servicios esenciales. Repensar la ciudad es revitalizar los barrios y reducir sus carencias. Y repensar la movilidad es apostar primero por los modos de transporte más saludables y no contaminantes, el peatón y la bicicleta, que nos permiten desplazarnos fácilmente por nuestro barrio, formando parte armónica de un conjunto completo.

Apostar por la bici es devolver la escala humana a una ciudad que nunca debió perderla. Junto al ejercicio de caminar, conforma los dos primeros escalones de una movilidad activa y sostenible. La bici nos protege y evita la transmisión del virus mejor que otros medios, su práctica habitual fortalece el sistema inmunológico y nos permite abordar la mayoría de los desplazamientos que se hacen en una ciudad. Además, apostar por este medio, también actúa de descongestionante del transporte público para preservar en él la distancia física de seguridad.

Estos días, durante el periodo permitido, vemos las calles invadidas de miles de ciclistas disfrutando de la ciudad sin coches. Por primera vez se sienten seguros. comprueban que cuando disponen de espacio y seguridad, la ciudad es muy accesible en bicicleta, los tiempos de trayecto se reducen comparados con el coche privado, el autobús e incluso el metro. En todas las grandes ciudades donde la bicicleta es relevante esto es posible gracias a que poseen una red ciclista. La mayor o menor presencia de bicis depende de la calidad y densidad de su red.

La red ofrece al usuario de la bici un espacio protegido de los coches y un itinerario directo, cómodo y seguro. Madrid tiene diseñada su red desde el 2008, año en que se aprobó por unanimidad el Plan Director de Movilidad Ciclista, pero está pendiente de ejecutar. Ciudades con mayor cultura ciclista que la nuestra lo tienen claro y lo han demostrado especialmente en esta crisis. Dentro de las medidas que están llevando a cabo muchas de ellas para el proceso de desconfinamiento, está la creación de vías ciclistas tácticas. Carriles bici protegidos, en principio provisionales, de rápida implantación y por ejes principales. Madrid no lo ha hecho todavía, pero estamos a tiempo. Ya tenemos el servicio de alquiler de bicicletas Bicimad y eso es un avance.

A pesar de los años de retraso que acumula la creación de una red ciclista en nuestra ciudad, ahora se abre de nuevo la oportunidad para ponerse al día. En esta nueva etapa, donde es tan importante no reproducir errores pasados (pensemos en que los pocos carriles existentes no son continuos), podemos crear en muy poco tiempo una incipiente red ciclista que eleve significativamente el número de bicicletas en circulación y contenga el previsible aumento de coches y sus nefastas consecuencias.

A este respecto, la asociación Pedalibre ha planteado una serie de vías ciclistas para ser implantadas antes de que vuelva “el coche”. Entre ellas, destaca en primer lugar el gran eje norte-sur de la Castellana, infraestructura capital en una futura red ciclista que conectará Atocha con la Plaza de Castilla. Su diseño debe cumplir una serie de criterios base, todos ellos asumidos por el actual Ayuntamiento por aprobación unánime en el Pleno del pasado mes de noviembre, de una proposición que pedía su construcción. Criterios que permitan una circulación en bici segura, apartada de las velocidades y humos de los coches, cómoda, relajada y continuada en todo el eje. Es decir, adaptada a toda la población incluidos mayores y niños.

El carril bici en el eje de la Castellana ya ha sido objeto de trabajos preliminares en instancias municipales. La última vez fue hace escasamente 4 años con la elaboración del llamado “Esquema funcional de Ordenación de la Movilidad y el Espacio Público del Paseo de la Castellana” y fue puesta en el tablero político gracias a la gran movilización de una plataforma ciudadana creada al efecto: Plataforma Carril Bici Castellana.

La ejecución de esta infraestructura no tiene que ser especialmente compleja en esta primera etapa. A los criterios antes mencionados hemos de sumar la necesidad de asegurar el necesario distanciamiento de los ciclistas aumentando sustancialmente las secciones planteadas en el documento antes referido. Mediante señales provisionales y pintura se podría fácil y económicamente establecer en este eje tan primordial en nuestra ciudad, un carril bici generoso segregado y seguro, y a la vez mejorar el espacio de los peatones para que su circulación también sea segura y continua.

Para ello es necesario dotar de mayor espacio de espera a los usuarios del transporte público, ya que algunas de las paradas con sus respectivas marquesinas están en pequeñas islas donde ahora no cabría la gente esperando con la distancia requerida. Acordémonos – a modo de ejemplo– de la parada de autobús que está en la acera junto a la Casa de América en Cibeles, pues vemos que es imposible esperar al autobús y mantener las distancias de seguridad.

La redistribución del espacio que aquí proponemos consiste en desplazar el espacio de los autobuses a la calzada central en el carril adjunto con el bulevar, de manera que los usuarios esperen dentro del bulevar con amplio espacio para que no se dé ningún tipo de aglomeraciones. El carril bici segregado se establecería donde ahora está el carril bus, cambiando únicamente la señalización e instalando elementos puntuales como separador de la circulación general.

En las vías laterales, tanto en Recoletos como en el Paseo de la Castellana, que en la actualidad tienen uno o incluso dos carriles de vehículos motorizados más, además de una fila de aparcamientos en la mayor parte de ellos excepto en el lateral desde Colón a Cibeles, quedaría redistribuida de la siguiente manera: un único carril para vehículos motorizados (quizás solo para uso de los residentes), donde haya otro carril se usaría de zona de carga y descarga, y el resto, aceras —en la zona junto a los edificios— que se ampliarían sobre el espacio del aparcamiento de coches. Donde solo haya un carril, se quitaría la banda de aparcamientos para ampliar las aceras y puntualmente se dejarían algunas franjas de carga y descarga.

Como hemos mencionado anteriormente, toda esta mejora no debería ser muy costosa y se podría hacer con señales y pintura y sobre todo: podría ser una actuación rápida. En el Paseo del Prado, donde solo existen calzadas centrales, en el sentido desde Cibeles a Atocha, las líneas de autobuses se desplazarían a la gran calzada del sentido Norte, con un carril a contramano. Con ello sería posible la ampliación táctica de la acera oeste desde Banco España a Atocha, tanto para peatones como para la instalación del carril bici con señalización y separadores puntuales, quedando dos carriles para la circulación general.

La calzada del sentido norte quedaría redistribuida con carril bici con separadores, carril bus para solo bus, y dos carriles para la circulación general, incluido motos y taxis, que podrían disponer de paradas habilitadas en Atocha y en la llegada a Neptuno en Felipe IV.

Además, aprovecharíamos esta intervención provisional para mejorar el trayecto del peatón, restaurando el trazado continuo del bulevar, que ahora está lleno de interrupciones en las rotondas e intersecciones que obligan al peatón a circunvalarlas de maneras poco eficiente. Este trazado roto hace que sea incómodo caminar por el bulevar central, y que poca gente lo haga, cuando podría y debería ser uno de los paseos mas atractivos y efectivos de nuestra ciudad.

Todos los grupos políticos están a favor de establecer un carril bici en el eje más importante de esta ciudad. En esta coyuntura histórica en la que nos encontramos es fundamental dar pasos significativos y mandar un mensaje claro a la ciudadanía. Decirles que la salud es lo más importante, y por eso el gobierno municipal debe apoyar métodos que favorezcan el distanciamiento peatonal en las aceras ampliándolas, dotar de espacio suficiente a las paradas de autobuses para favorecer el uso del transporte público que es tan importante en este momento y finalmente dar el impulso necesario al uso de la bicicleta apoyando — mediante la creación de esta gran vía para bicicletas–, el que se ha convertido en el transporte privado más seguro y saludable.