Todos los años pedaleando por los mismos lugares y en la misma época. Y siempre, bajo el objetivo de decenas de cámaras que recogen absolutamente todo lo que ocurre en el pelotón, pero también los lugares y parajes que este atraviesa.
El ciclismo profesional puede servir como referencia para evaluar los cambios que sufre el entorno a causa del cambio climático. Esa es la idea que se le ocurrió a un equipo de científicos de la Universidad de Gante, que han empleado casi cuatro décadas de imágenes de archivo del Tour de Flandes (Bélgica) obtenidas de la televisión pública del país.
Centrándose en los árboles y arbustos que crecen alrededor de reconocibles ascensos y otros puntos de referencia a lo largo del recorrido de la carrera, el equipo observó tomas de video de 1981 a 2016 obtenidas por la emisora flamenca VRT.
“Somos fanáticos del ciclismo y notamos que hay una diferencia notable en el paisaje y en los árboles que se ven en las imágenes de video en la televisión y en Internet: si ves viejas grabaciones de ciclismo de carreras de primavera en Europa, los árboles están a menudo todavía desnudos, mientras que en ediciones recientes, los árboles están en gran parte verdes, con hojas, o blancos con flores”, ha explicado uno de los autores de la investigación, Pieter De Frenne, al diario El Independiente.
Los ambientalistas encontraron que antes de 1990 casi ningún árbol había echado hojas en el momento de la carrera de primavera. Después de ese año, hay más y más árboles visibles en las imágenes de la televisión, en particular magnolia, espino, carpe y abedules, ya estaban en su totalidad. Las hayas, en menor medida. “Cuantificamos la cantidad de hojas y flores en porcentajes de todo el árbol que son visibles; por ejemplo, había un 60% de las hojas visibles, lo que es fácil de cuantificar a partir de las imágenes”, comenta el profesor.
Las temperaturas en la zona han aumentado un grado y medio desde 1980
Estos cambios estuvieron más fuertemente relacionados con las temperaturas promedio más cálidas en la zona, que han aumentado en 1,5°C desde 1980. “El mayor efecto en el cambio en la producción de hojas y flores fue causado por el aumento de la temperatura en Bélgica”, señala De Frenne. “Los árboles de hojas tempranas pueden ser una buena noticia para algunas especies, ya que crecen más rápido y producen más madera, pero sus hojas también proyectan sombras. Cuando los árboles se tiñen a principios de año, se ensombrecen por un período de tiempo más largo, afectando a otros animales y plantas, e incluso ecosistemas completos”.
La fenología, el estudio de los fenómenos naturales que se repiten periódicamente, como las hojas y la floración, se basa principalmente en observaciones a largo plazo y fotografías repetidas. “Nuestro método también podría usarse para recopilar datos sobre otros aspectos importantes para la investigación ecológica o evolutiva, como la salud de los árboles, los niveles de agua en ríos y lagos, y la diseminación de especies invasoras. Solo compilando datos del pasado podremos para predecir los efectos futuros del cambio climático sobre las especies y los ecosistemas “, comenta De Frenne, que propone utilizar las imágenes de otros eventos deportivos retransmitidos por televisión como rallies, maratones o torneos de golf, e incluso conciertos al aire libre. Todo, para saber más de la naturaleza que nos rodea.