El objetivo es reducir las fuertes emisiones de dióxido de carbono allí donde el tráfico motorizado es más intenso. Para ello una empresa holandesa-francesa llamada The Cloud Collective ha desarrollado un sistema de tubos transparentes que albergan en su interior un jardín de algas.
Esta iniciativa, que responde al nombre de Culture Urbaine Genève, además de absorber los gases contaminantes, permite generar el cultivo de algas en el entorno urbano. Una suerte de granja infiltrada que, además de convertirse en biomasa combustible, puede ser destinada igualmente a cosméticos y alimentos.
La estructura que lo sostiene crea una pasarela para ciclistas y peatones
Los tubos transparentes están revestidos con una estructura de hormigón y acero que permite, asimimismo, que tanto ciclistas como peatones se desplacen sobre ella, además de mantener paneles solares, filtros y bombas.
El proyecto lanzado en una carretera de Ginebra (Suiza) en el Festival de Villes et Champs, ha sido probado con éxito y puede ser un ejemplo perfecto de cómo reinventar la naturaleza en las ciudades, naturalizando (valga la redundancia) un poco más el sombrío panorama urbano.