"Me encantaba acampar, pero mis articulaciones y en general mi cuerpo es más frágil que antes. A mis huesos les gusta dormir en colchones, a mi piel le gusta una buena ducha diaria y la ropa limpia y, si tengo que levantarme en medio de la noche a hacer mis necesidades... ¡Prefiero ir a un baño sin ni siquiera tener que despertarme del todo! El bikepacking es maravilloso, pero a estas alturas, las casas de huéspedes o los hoteles son mejores. Sigue siendo buena idea llevar comida para seguir pedaleando y algunas veces me acompaña una pequeña tienda de campaña o un ligero saco de dormir, pero no quiero depender absolutamente de eso".
Quien así habla es un cicloviajero veterano que, a estas alturas, ha cambiado el bikepacking (o viajar en bicicleta y llevar suficiente equipamiento para acampar con ella) por el llamado 'Credit Card Touring' o, para ser aún más correctos, 'Credit Card Bikepacking', o hacer largos viajes en tu bicicleta pero durmiendo en hoteles y comiendo en restaurantes. En resumen, una experiencia similar pero, probablemente, menos sacrificada y también más cara, en la que se multiplican los gastos pero podemos relajarnos en nuestros trayectos. Una alternativa, en definitiva, con ventajas e inconvenientes: entre los primeros, el poder viajar con menos equipaje o hacer del viaje algo menos solitario, ya que nos relacionaremos con otros viajeros en los establecimientos, pero también con la realidad de un gasto inferior, menos libertad o no tener la opción de, llegado el caso, pernoctar o comer en casi cualquier lugar.
Es muy agradable darse una buena ducha caliente tras horas pedaleando, una cama para descansar a gusto o que te sirvan un plato de comida recién preparada en un restaurante local. El hecho de disponer, por ejemplo, de un desayuno incluido simplifica mucho el hecho de levantarse y ponerse en marcha para empezar a pedalear cuanto antes. ¿Otra ventaja? En estos tiempos digitales, en los que vivimos pendientes de teléfonos móviles, ordenadores o cámaras con las que dejar constancia de nuestro viaje, dormir en un establecimiento permite cargar la batería de todos estos accesorios (o, claro, de la batería de la propia bicicleta en caso de ser esta eléctrica) sin complicados artefactos supletorios.
Quizá el principal reto del llamado Credit Card Touring es el tener que planear y/o reservar con más exactitud nuestros alojamientos y, por extensión, nuestros trayectos. Porque no, aunque los más aventureros puedan afirmarlo desplazarse así en bicicleta no es ni parecido a viajar en coche, pero es verdad que no es tan libre o intrépido como el bikepacking. Tendrás que pedalear cada metro avanzado, conocerás al dedillo la ruta y, como decíamos antes, quizá hasta sea mayor la conexión y conocimiento de los lugares que visitas al tener que interactuar con los trabajadores de los bares, restaurantes, casas de huéspedes u hoteles en los que tengas que detenerte.
El llamado 'Credit Card Touring' implica, en el caso de la bici, una experiencia similar a la del bikepacking pero con diferencias fundamentales.
Pero, eso sí, viajar de este modo nos exige planear el recorrido y, especialmente, informarnos de cómo y dónde guardar nuestra bicicleta en los albergues, hoteles o casas de huéspedes donde vayamos a pasar la noche. También, si quieres, el día, porque "olvidarse un rato" de la bici nos permite por ejemplo una excursión por el centro de la ciudad, sin tener que preocuparnos de robos, lo que es bastante satisfactorio. En cualquier caso, siempre será necesario consultar antes de llegar: es raro que en nos dejen subir la bicicleta a nuestro cuarto, tanto por el espacio del mismo como de las posibles manchas o desperfectos que podamos generar en las escaleras o ascensores.
¿La gente y la vida social? Es verdad que hacer bikepacking y compartir tantas horas en el asfalto, o a la intemperie, tiene un encanto especial y se pueden construir relaciones de las que duran toda una vida, pero a la hora de dormir tu sociabilidad se verá limitada a compartir la experiencia con alguien que viaje igual que tú (una maravilla) o que recurras a un warmshower, de los que hemos hablado en otras ocasiones y donde hallarás a anfitriones encantados de escuchar tus aventuras ciclistas. En cambio, en un establecimiento de pago, camping, albergue, hotel o similar, te encontrarás con gente de todo tipo, viajeros "tradicionales" y, claro, los propios trabajadores del establecimiento con los que interacturar. Es indudable, por supuesto, que pocas cosas son tan placenteras como despertar en un lugar salvaje con vistas espectaculares, pero el hecho de tener que encontrar ese sitio, asegurarse unas condiciones mínimas de comodidad y seguridad y el riesgo de posibles imprevistos implicará cierto estrés a muchas personas, que podrán evitárselo en un lugar de pago (y que, si buscamos bien, también puede estar perdido en medio de la naturaleza). En resumen: si buscas un viaje más "salvaje" y en la naturaleza, apostarás por el bikepacking, mientras que si quieres un recorrido más "culto" y urbano, con más libertad para visitar, por ejemplo, museos (o con algo de vida nocturna), será mejor la otra opción.
Para los amantes de la improvisación, en cambio, no hay dudas... ¡Viva el bikepacking! ¡Viva la libertad! Porque empezar a pedalear sin llevar tu tienda de campaña o comida exige planificar y ejecutar cada etapa con más detalle. Reservar con antelación o, como decíamos antes, asegurarnos de que nuestra bicicleta estará segura. En resumen, depender de otros. Eso sí: con el bikepacking eres mas libre, más independiente, ¡pero también viajas con mucho más peso! Mira a tu bici sin nada. Después súmale un par de alforjas pequeñas para una muda y elementos imprescindibles para rodar. Y, por último, súmale un equipaje más amplio, la tienda de campaña, el saco de dormir, la esterilla, la comida y un equipo para calentarla o cocinarla. Apasionante. Una aventura. ¡Pero también una enorme carga durante horas y horas pedaleando!
Queda hablar, por supuesto, del tema presupuestario. Viajando en bicicleta, sobre todo en lugares como Estados Unidos, es cada día más habitual encontrarse con cicloviajeros que viajan con este concepto de 'Credit Card Touring': montan en bicicletas de gama alta, apenas llevan equipaje y, eso sí, no les falta una tarjeta de crédito para pagarse todo lo que puedan necesitar. Pero ojo: dormir en un establecimiento tampoco tiene por qué ser demasiado caro (hay campings baratos e incluso gratuitos). Permite desplazarse con más velocidad. Pero es verdad que puede afectar al presupuesto al tener que pagar comida y cama a diario.
Ambas opciones nos parecen fantásticas, cada una con sus pros y sus contras que te explicamos en este texto.
En resumen: las dos opciones (y otras muchas más) nos parecen fantásticas, cada una con sus pros y sus contras. ¿Pros de dormir con tu bici en un hotel? La ducha y los baños, la cama cómoda, la comida o el agua, la calefacción y, si así lo deseamos, la oportunidad de interactuar con otras personas. ¿En contra? El coste económico, el tener que planificar y reservar, el tener que adaptarte a la ubicación del mismo. En cuanto al bikepacking, nos quedamos con el precio, la libertad y sensaciones tan especiales y únicas como conectar con la naturaleza, dormir bajo las estrellas o la satisfacción de ser autosuficiente las 24 horas del día. En contra, por supuesto, el depender del clima, tener que acarrear con tanto peso, enfrentarse a determinados imprevistos o algo tan simple como tener que ir al baño... y recurrir a unos arbustos.
¿Nuestro consejo? Que decidas qué se adapta más a ti o, mejor dicho, al viaje que tengas en mente. Porque una vez puedes hacer bikepacking, y la siguiente Credit Card Touring. O quizá al revés: cuando ya hayas probado el Credit Card Touring, y tengas suficiente soltura, puede ser el momento de ir un poco más allá y dejar volar tu libertad y tu imaginación. ¿Lo importante? Que viajes con seguridad, comodidad y placer. Y, claro, que lo hagas en bicicleta, porque de lo que no tenemos ninguna duda es que, pedaleando, será una experiencia inolvidable y más que recomendable.