Corría el año 2013, y a Ciclosfera llegaron noticias de un singular invento patentado por el estadounidense Judah Schiller: BayCycle, un dispositivo de flotación portátil con el que pedalear sobre las aguas. Schiller tenía que pasar por el Puente de la Bahía que une a Oakland con San Francisco para ir a trabajar, lo que le resultaba tedioso por culpa de los largos. Por ello, ideó una bicicleta con la que que pudiera surcar las aguas.
Las bicicletas acuáticas de Schiller, ya rebautizadas con el nombre de su creador, no tardaron en extenderse por todo el país tras una exitosa campaña de financiación en Indiegogo. Y con el paso de las años, traspasaron fronteras. Muchas otras marcas, Manta5 o Hydrobikes, crearon bicicletas acuáticas similares que ahora pueden encontrarse en las costas de cualquier rincón del planeta, y que están causando sensación también en España.
Pedalear, navegar, disfrutar
Pero, ¿cómo funcionan las bicicletas acuáticas ideadas por Schiller? El mecanismo es sencillo: el pedaleo mueve una hélice que permite navegar, mientras que el manillar se emplea como timón. Para frenar se utiliza el contrapedal, al más puro estilo de las bicicletas de paseo holandesas. El resultado ess un híbrido entre una bicicleta estática y un catamarán.
Una de las características más singulares de as bicicletas acuáticas es que, según sus creadores, se pliega en apenas diez minuto para poder ser transportadas de la manera más fácil y cómoda posible en el coche.
Si además de alquilarlas, te planteas comprar una de estas bicicletas, has de saber que su precio no es especialmente asequible. En el caso de las Schiller, se dispara hasta los 5.500 dólares (5.100 euros). Otras marcas tienen modelos más baratos, a partir de los 1.800 euros.