Aficionada al arte desde niña, Itxaso Razquin se educó en un ambiente familiar ligado a distintas manifestaciones artísticas como el dibujo, la pintura, la artesanía o la restauración. Tras varios años dedicados a la educación, decidió que la pintura y el arte, algo por lo que sentía enorme pasión, tenían que ir de la mano en su vida.
Con 38 años decidió volver a la pintura, y en el camino decidió que las bicicletas tenían que jugar un papel importante en su obra. Por eso Razquin presenta ahora estas 39 obras figurativas de bicicletas, que incluyen sencillas recopilaciones de encuadres, distintos ángulos y diferentes planos como recursos compositivos.
Razquin estructura un conjunto de reglas y sistemas personales para pintar, creando un universo en el que destacan la peculiar atmósfera lumínica, su carga simbólica y amor al ciclismo. “Al pedalear suelen surgir las ideas más insólitas”, explica la artista, “soluciones a los problemas más intermitentes y las propuestas más descabelladas”.
La colección estará abierta al público hasta el 26 de noviembre, de lunes a domingo y en horario comercial. “He elegido la figuración de la bicicleta no sólo por su estética”, añade Razquin, “ya que como medio de transporte me puede permitir desplazarme con total libertad, libre de ataduras, inmersa en mi yo más profundo y descubrir distintos lugares. En ese momento yo soy la protagonista”.
Con la exposición la autora pretende representar el estado en que se encuentra actualmente, lo que fue y lo que será. El recuerdo de este pedaleo en su trayectoria profesional es y ha sido algo habitual, a través de las distintas actividades que ha emprendido, todas ellas con gran carga creativa, dado su firme compromiso por tratar de ofrecer un resultado final de calidad. La bicicleta le recuerda que es una persona muy activa, que se ilusiona con los miles de parajes convertidos en proyectos e ideas que imagina mientras pedalea. “Si me fijo en una meta no ceso de pedalear y soy constante y luchadora. ¿Por qué no representar cómo me siento, con algo que para mí es vital? Creo que muchos tienen un largo recorrido y a mí me queda mucho camino, pero seguiré pedaleando e intentándolo”, explica.
La estética
La representación de cada bicicleta guarda relación con esa multitud de experiencias vividas y aficiones. “No siempre he utilizado el mismo ciclo para cada viaje”, dice Razquin. “Dentro de la construcción del mismo concepto visual, cada bicicleta es capaz de expresar un valor añadido de cada elemento protagonista dentro del proceso creativo, tal como la flexibilidad, sensibilidad, síntesis, pasión, constancia, fluidez …. En un principio los títulos elegidos para nombrar cada bicicleta iban a ser cada una de estas características necesarias que intervienen en este estado de trance. Pero lejos de confundir la interpretación del espectador, la decisión de esta elección de títulos ha sido la de convertirla en un ‘Bicio”’ personal”.
Como explica el dossier de prensa, todos somos capaces de activar o llegar a ese estado descrito. Es un movimiento inherente al individuo. Ahora toca saber quién quiere subirse a pedalear y, ya de paso, acercarse a ver la exposición…
- La exposición de Itxaso Razquin es en el Centro Comercial La Morea (Barrio La Morea, s/n, 31191 Cordovilla, Navarra).
