La cuadriplejia es una enfermedad que causa parálisis en las cuatro extremidades. La acondroplasia es una displasia ósea que provoca tener las extremidades cortas. Los niños que sufren cualquiera de estas dos enfermedades, u otras muchas, tienen difícil aprender a montar en bicicleta… porque no encuentran la adecuada. Algo que se han propuesto resolver el centro de neuro rehabilitación infantil Airoa con la ayuda del constructor artesanal de bicicletas Sergio Elordui, creador de las Sistener.
“El proyecto está empezando”, nos cuenta Elordui personalmente, “pero la idea es facilitar a estos niños bicicletas adaptadas a sus tamaños. El centro Airoa está especializado en movilidad para niños que sufren, en especial, cuadriplejia. Fue a raíz del deseo de la madre de un niño, que necesitaba una bicicleta de equilibrio especial, cuando surgió todo”.
"Fue a raíz del deseo de la madre de un niño, que necesitaba una bicicleta de equilibrio especial, cuando surgió todo”.
En efecto, muchos niños tienen problemas para acceder al ciclismo porque, al tener los brazos y las piernas más cortos, no les sirven las del mercado. “Desde el primer momento pensé en crear un modelo muy convencional”, explica Elordui, “y en cuanto algunos niños la probaron les gustó. El hecho de ser de madera, además, la hace distinta, y creo que la hace todavía más encantadora”.
Elordui también cuenta el caso de un niño del centro muy hábil con, por ejemplo, un patinete, pero al que cuya enfermedad le hacía muy difícil subirse a una bicicleta. “Esa es la misión”, reconoce el creador de las Sistener. “Colaborar para solucionarlo y que pueda montar en bici”. Para eso, el primer modelo fabricado es una bicicleta de equilibrio, sin pedales, para iniciarse en el ciclismo y con rueda de doce pulgadas. “Ahora estoy desarrollando una más grande, con rueda de 16 pulgadas, más para niños de siete u ocho años”, explica Sergio.
El proyecto, al que también se ha sumado la triatleta bilbaína Virginia Berasategui (campeona de Europa y del mundo), implica unos diseños muy particulares. “Desde el centro me pasan los datos de cada caso”, explica Elordui, “para poder adaptar el diseño. Buscar el tamaño de rueda más adecuado, la geometría perfecta, considerar un margen de crecimiento porque los niños crecen muy rápido… En resumen: aportar una solución. Porque la responsable de Airoa está fastidiada, porque quiere bicicletas pero no hay nada apropiado en el mercado”.
El objetivo es que los padres que estén interesados se lo comuniquen al centro, para que después los niños puedan usarlas en su vida cotidiana haciéndoselas a medida en colaboración con la responsable del centro, que conoce mejor la antropometría de cada niño. “Yo necesito cuatro o cinco variables muy concretas”, cuenta Elordui, “para que puedan adaptarse perfectamente. No es solo un tema de manillar, o de subir o bajar el sillín, sino también de diseñar el cuadro al que se adapten mejor. En un principio, partiré del modelo de equilibrio, porque nos parece idóneo para empezar a desarrollar el equilibrio y la maniobrabilidad”.