Varias vallas publicitarias han amanecido este lunes con intervenciones que cambian radicalmente su significado. “Coche eléctrico = Futuro tóxico” o “No hay coche eco” son algunos de los mensajes que muestran ahora algunos de los anuncios. Por su parte, campañas como “Los irresistibles” de Volkswagen, han sido rebautizadas como “Los irrespirables”.
Los responsables se han llamar Z.A.P. (Zero Automobile Publicity). Una plataforma que nace, en sus propias palabras, con el objetivo de “conseguir la eliminación de la publicidad de automóviles en Europa”. “La plataforma nace en un contexto sanitario y climático especialmente delicado, en el que el uso del espacio urbano y las emisiones de gases relacionados con enfermedades respiratorias y el calentamiento global están en el punto de mira”, explican desde Z.A.P. “Además de los clásicos efectos negativos del coche, diversos estudios han señalado que la contaminación e las ciudades potencia el covid: provoca enfermedades respiratorias que agravan los síntomas del coronavirus y permite que este flote en el aire más tiempo y se mueva a distancias mayores”.
Z.A.P. sostiene que “la publicidad hace soportables los efectos negativos del coche al asociarlo constantemente con aspiraciones deseables como libertad, tecnología, éxito, deportividad, lujo, aventura, triunfo sexual e incluso sostenibilidad”. Por ello, los impulsores de la plataforma consideran que “es muy difícil que se produzca el cambio de mentalidad necesario para que la mayoría de la población opte por otros medios de transporte. Es prueba de ello la oposición que parte de la ciudadanía está haciendo estos meses a los intentos de distintas ciudades como Barcelona, Gijón o Pamplona de dotar más espacio a peatones y ciclistas para asegurar la distancia de seguridad y minimizar las afecciones derivadas de la contaminación”.
Según recuerdan desde Z.A.P., “las marcas dedican a este refuerzo a favor del coche 4.636 millones de euros solo en publicidad de televisión en España, Italia, Francia, Alemania y Reino Unido. En España, 7 de las 20 empresas que más han invertido en publicidad son del sector del automóvil”, apuntan. “Estos presupuestos se usan para transmitir información parcial, según los intereses de los anunciantes, y muchas veces falsa o exagerada, al presentar a los automóviles en sitios a los que estos no pueden acceder (lo alto de una montaña) o en los que las condiciones de conducción son muy diferentes (una ciudad sin tráfico ni semáforos). El bombardeo constante de imágenes positivas organiza colectivamente a la ciudadanía a usar el coche, y hace que esta deje de valorarlo por su utilidad, por lo que es más propensa a cambiar más de vehículo y a aceptar precios más altos”.
Desde Z.A.P. aseguran que no pretenden eliminar los automóviles, sino “explorar modelos alternativos al del coche en propiedad, que es el que promueve la publicidad. El objetivo es que haya menos coches en las calles pero que la ciudadanía pueda usar uno cuando lo necesite, garantizando una movilidad universal en la que predominen otros modos de transporte y en la que el coche no sea una carga económica para las familias”.