Hay decisiones que cambian tu vida, que suponen un punto de inflexión. “Empecé a ir en bici para ir al trabajo”, cuenta Isabel Ramis, autora del blog Muévete en Bici por Madrid. “En 20 ó 30 minutos me plantaba en la oficina despejada, y a la vuelta a casa dejaba en el camino las preocupaciones laborales que pudiera tener”.
Si convertir la bici en el vehículo para ir a trabajar sólo trae ventajas… ¿Por qué la mayoría de los ciudadanos no lo hace? Para Ramis, falta convencimiento y una apuesta clara por parte, también, de las empresas. “Deberían fomentarlo facilitando duchas o convenios con gimnasios cercanos. Las empresas serían las primeras que notarían sus ventajas: el interés por la salud y el bienestar de los empleados es un asunto que priorizar”.
Las mejoras, además, se perciben en el acto. “La bici aporta mejor salud y estado de ánimo, lo que se se traduce en mayor productividad, y está demostrado que reduce el absentismo laboral. Gana el empleado, pero también la empresa”, apunta Ramis, que añade que “se reducirían los atascos en las horas de entrada y salida al trabajo y, por tanto, habría menos contaminación y desperdicio de tiempo”.
Cuestión de salud
La ciencia lo respalda. Un reciente estudio publicado en el British Medical Journal, y basado en una muestra de más de 250.000 personas y cinco años de seguimiento, extrajo conclusiones contundentes: ir al trabajo en bicicleta reduce en un 52% el riesgo de morir por enfermedad cardíaca y en un 40% el riesgo de morir de cáncer.
Las personas de mediana edad que pedalean al trabajo pesan cinco kilos menos que las que van en coche
Otro de los grandes males de nuestro tiempo, la obesidad, también encuentra en la bici un enemigo poderoso. “Ir al trabajo en bicicleta, incluso combinada con el transporte público, es una forma muy efectiva de mantener a raya nuestro peso”, subraya Gregorio Magno, fundador y CEO de Ciclogreen, plataforma que permite que empresas, ayuntamientos o universidades premien a sus empleados por moverse en bici o andando. “Un estudio llevado a cabo por la Escuela de Higiene y Salud de Londres”, añade Magno, “concluyó que las personas de mediana edad que iban pedaleando al trabajo pesaban cinco kilos menos que las que iban en coche”. Magno, además, añade otro factor importante: el económico. “Prescindir del coche para hacer un trayecto de 6,5 kilómetros al trabajo (media hora en bici) nos permitirá ahorrar un mínimo de 26 euros al mes entre combustible y aparcamiento, mucho más si añadimos seguros, mantenimiento o averías”.
¿Algo más? Sí: optimización. Eficiencia. Y humanización. “El ejercicio físico moderado tiene un fuerte impacto positivo en nuestra salud”, concluye Magno. “Todos lo sabemos, pero nos cuesta sacar tiempo para ir al gimnasio o ir a nadar o correr. Pero el trayecto en bici hasta nuestro trabajo es una gran oportunidad: podemos convertir un rato de estrés, prisas y sedentarismo en una inversión en salud”.
Una buena inversión
De cara a la empresa, los beneficios son aún más claros. Una persona que pedalea hasta la oficina es un trabajador sano, que rinde más y mejor. Las enfermedades y dolencias que sufren los empleados debido a un estilo de vida sedentario provocan en España, según un estudio del IESE Business School, pérdidas de varios millones de euros al año. Y cada euro invertido en un programa de fomento de uso de la bicicleta en la empresa genera, según la Red Europea de Promoción de Salud en el Trabajo, un retorno de entre 2,5 y 4,8 euros para la compañía. “Las empresas mejoran su cuenta de resultados”, explica Magno, “y cuentan con empleados más felices y sanos, lo que les ayuda a retener talento”.
“Las empresas mejoran su cuenta de resultados y cuentan con empleados más felices y sanos”
Una de las firmas que se destaca en este sentido es Liberty Seguros. Con sede en Madrid, Barcelona y Bilbao, cuenta con 1.100 empleados y 2015 creó el programa No solo work, con el objetivo de desarrollar hábitos saludables dentro de la compañía. Por supuesto, entre ellos estaba el de desplazarse pedaleando: un 10% de los empleados acudieron a las charlas informativas y, finalmente, aproximadamente un 6% de los trabajadores de Liberty empezaron a hacerlo. Sólo el primer año, esos 60 trabajadores han recorrido unos 45.000 kilómetros en bici, dejando de emitir unas 8 toneladas de CO2.
“Este tipo de iniciativas”, explica el responsable de bienestar de Liberty Seguros, José Carrón, “deben ser serias y profesionales, apoyarse en expertos para hacerlo creíble y eficaz. Trajimos expertos en movilidad, organizamos reuniones, vinieron asesores a explicarnos los planes de movilidad del ayuntamiento y, por supuesto, una consultoría nos dio pautas sobre cómo moverse en bici, trucos de circulación y falsos mitos. Para terminar, aportamos un pequeño empujón: organizamos rutas reales en las que un experto te acompañaba en el camino de casa a la oficina, y añadimos al sueldo 37 céntimos por cada kilómetro recorrido”.
Además, la empresa facilitó unas instalaciones que hiciesen más viable la propuesta. Recorrer ahora la oficina en Madrid de Liberty Seguros permite conocer un gran aparcabicis en el que se agolpan las monturas de los empleados, unas cómodas y modernas duchas y hasta un pequeño gimnasio. “La clave”, cuenta el responsable de comunicación de la empresa, Jesús Ángel González, “está en que antes el trabajador que venía en bici era el raro, el que se escondía por la rampa y aparcaba la bici en un rincón para que no le regañasen. Y ahora es lo contrario: explicamos que, a nivel social, eso es lo correcto, le preguntamos a la gente por qué no lo hace y, encima, fomentamos la relación entre los empleados, que al compartir esa práctica tienen algo muy importante en común”.
Camino por recorrer
Lamentablemente, ejemplos así todavía son excepcionales en España. Pero los motivos para un cambio de modelo son evidentes y apremiantes: los episodios de alerta por contaminación son cada vez más frecuentes, medidas como restringir el uso del coche o incentivar los desplazamientos en bici pasarán a ser habituales y en países como Francia o Inglaterra, donde cuentan con respaldo gubernamental, los programas Bike to work son muy exitosos. Respecto a las infraestructuras, basta mirar ejemplos como el de Copenhague, donde con un clima no demasiado propicio han sabido colocar a la bicicleta como primera opción de transporte urbano a través de la creación de una red eficiente de carriles bici.
“En España vamos más despacio de lo que nos gustaría”
“En España vamos más despacio de lo que nos gustaría”, asegura Ignacio Prieto, responsable de que el grupo Tragsa haya sido premiado varias veces por su fomento de la bicicleta en el trabajo. “Muchas empresas no terminan de relacionar la salud de los trabajadores con el beneficio económico”. En su caso, sus demandas sí fueron atendidas: “Había trabajadores muy interesados”, explica, “pero el gran logro fue aunar esfuerzos y presentarlo como una propuesta para el Ayuntamiento de Madrid. Nos dieron el premio Muévete Verde y todas las miradas en la empresa se dirigieron a nosotros. Ese fue el pistoletazo de salida”.
Su diagnóstico para hacer triunfar en la empresa el Bike To Work es claro: “Hay dos departamentos fundamentales”, explica, “el de Prevención de Riesgos Laborales y el de Responsabilidad Social Corporativa. Tienen mucho que decir y deben aliarse con los trabajadores para que Recursos Humanos se dé cuenta de la importancia de ese ejercicio. En las revisiones médicas anuales que realizan muchas empresas se insiste en dejar de fumar, pero no tanto en realizar ejercicio físico regular. ¿Qué mejor forma que hacerlo en el mismo camino de ida y vuelta al trabajo?”
Una cosa está clara: la bici, también en el ámbito laboral, es contagiosa. Para Prieto, esa facilidad de contagio es sólo un primer estadio de la revolución en materia de movilidad dentro de las empresas. “Hay que ir rompiendo techos”, concluye. “Al principio el efecto pasa de unos trabajadores a otros, pero llega a un punto en que la empresa entiende lo que está pasando y debe animar a los empleados más reticentes con incentivos. Quizá económicos, pero también con buenas instalaciones, sorteos, premios… O algo más sencillo: el saber reconocer el mérito, el esfuerzo y la solidaridad de desplazarse, cada día, en bicicleta al trabajo”.
Cinco consejos para iniciarse en el Bike To Work
1. Ve a tu ritmo. No eres Chris Froome, ni falta que hace: pedalea tranquilo y disfruta del paseo. Para ello es fundamental salir de casa con el tiempo suficiente.
2. Lleva una camiseta de repuesto. Aunque el punto anterior ayudará a que no sudes demasiado, siempre es recomendable llevar otra camiseta o camisa para poder cambiarte una vez llegues al trabajo.
3. Circula con precaución. Eres un vehículo, y como tal debes comportarte. Señaliza tus maniobras, respeta las normas y da ejemplo: que se note que los ciclistas somos cívicos.
4. Consulta el clima. Los escandinavos dicen que no existe el mal tiempo, sino la mala ropa. Saber con antelación cuáles serán las condiciones climáticas te ayudará a escoger la más apropiada.
5. Habla sobre el tema. No vas a poder evitar hacerlo. Cada ciudadano que empieza a usar la bici para ir al trabajo acaba convenciendo con su ejemplo a muchos otros de su entorno.
- Este reportaje forma parte de la edición impresa de Ciclosfera #22. Lee el número completo aquí.* *
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