El dato es esclarecedor: cada persona que va a trabajar en coche gasta unos 8.000 euros al año al hacerlo. Es la conclusión de un estudio realizado por el U.S. Bureau of Labor Statistics que se centra en la población estadounidense, pero es perfectamente aplicable a cualquier lugar del mundo. Y más aún si tenemos en cuenta que la gasolina en Europa es incluso más cara que en EE UU.
Más allá de las razones evidentes de salud -física y mental-, del ahorro de tiempo y de la diversión que supone moverse en bicicleta, los motivos económicos son un factor muy a tener en cuenta a la hora de elegir la bicicleta como medio de transporte habitual para ir al trabajo. ¿Alguna vez te has preguntado en qué ahorrarías si cambiases el coche por una bicicleta? Te lo contamos:
1. ¿Gasolina? No, gracias.
Olvídate de pasar cada dos por tres por la gasolinera y gastarte los cuartos. En bici, tus piernas son tu gasolina. El precio medio del litro en España ronda, hoy por hoy, el euro con 40 céntimos. Una cantidad nada desdeñable que, de hecho, supone el 66% del gasto total de un coche.
2. Mantenimiento: ese drama.
Cada kilómetro recorrido en coche estás perdiendo dinero: se desgastan los frenos, los neumáticos, el aceite y hasta el jabón del limpiaparabrisas. Por contra, mantener una bicicleta es extremadamente barato. Basta con una puesta a punto de vez en cuando en tu taller de confianza y a un precio ridículo. Y si eres un poco apañado, podrás hacerlo tú mismo.
3. Seguro, ITV, impuestos…
No es sólo comprar el coche, echarle gasolina y llevarlo al taller: un coche lleva aparejados una lista de gastos absolutamente interminable. Incluso aunque tengas el seguro a terceros más barato, si a ello le sumas lo que pagas anualmente en impuestos e ITV, te da para una bicicleta de auténtico ensueño.
4. ¿Apar…qué?
En las grandes ciudades se produce una situación altamente ridícula: un elevadísimo porcentaje de los coches que circulan no van a ninguna parte: simplemente están dando vueltas en busca de aparcamiento. En bici irás de puerta a puerta, con el consiguiente ahorro de tiempo y dinero.
5. El gimnasio entre tus piernas.
¿Hay algo más absurdo que conducir hasta el gimnasio para, una vez allí, subirse a una bicicleta estática? Los ciclistas urbanos se ahorran una buena cantidad de euros al mes en gimnasios. Y lejos de dar pereza, subirse a la bicicleta es siempre un placer.
6. Menos absentismo laboral.
Ir en bicicleta al trabajo reduce en un 25% el absentismo laboral, según un estudio que publicó en su día la empresa Grass Roots. Porque pedalear tiene una incidencia directa en la salud de los trabajadores. Tanto si eres empresario como trabajador, te conviene.
7. Menos consumo compulsivo.
Imagina que vas a la compra en coche: ¿qué más da comprar cosas que no necesitas, si al fin y al cabo no te van a suponer un problema de espacio en el maletero? Cuando te mueves habitualmente en bicicleta tienes muy en cuenta el volumen de las cosas que adquieres, dado que generalmente las vas a tener que llevar en la mochila. Consumir menos y hacerlo de manera más responsable debería estar en la mentalidad de todos. Y moverse en bicicleta forma parte de ese cambio de chip.