Ciclosfera #4

3,2,1… POLO

Frenético, singular y reivindicativo. El bikepolo, un deporte originario del siglo XIX, está en auge. La cultura urbana ha recuperado una práctica adictiva, sexy y con mucha técnica. Ciclosfera se lanza a la pista.

Duro, estratégico y emocionante. Aunque poca gente lo cono­ce, el bikepolo comienza a ganar adeptos día a día. En 2008, el colectivo Enciclika decidió hacer los primeros sticks con palos de ski y mazas de madera. Dos años después, el deporte toma más presencia en nuestras ciudades de la mano de diversos colecti­vos urbanos. “Los grupos repartidos por la Península empiezan a ser conscientes de su desarrollo, actualizándose y adaptándose a la dinámica general de la comunidad polera”, explica Cristian Marin, fundador, junto con Jordi Tamayo, de Enciclika. Este “di­vertido, sexy y adictivo” deporte, según Daniel Hincapié, jugador de Bikepolo Zaragoza, va conquistando a más ciclistas que ven en la bicicleta “un medio a través del cual cambiar la sociedad y el panorama urbano actual”.

Mi reino por una bicicleta

Desde que el irlandés Richard J. Mecredy decidiera sustituir al caballo por una bici en 1891, la historia del bikepolo ha seguido una evolución irregular. Este espectacular deporte, que permite llegar a adquirir un increíble control de la bicicleta, se extendió rápidamente en países como Gran Bretaña, EE UU y Francia, llegando a ser deporte de exhibición durante los Juegos Olímpicos de Londres de 1908.

(foto: Natalia de la Rubia)
(foto: Natalia de la Rubia)

Poco a poco, fue cogiendo popularidad entre las clases altas (mu­chas actrices y actores de cine en los años 20 posaron en su bici con la maza, e incluso se tienen documentos del príncipe Felipe de Edimburgo practicándolo). Pensado y practicado para campos de hierba comenzó, sin embargo, a extenderse a las calles y canchas de baloncesto a finales del s.XX, variación que se conoce como Hard Court Bikepolo. Aunque, como afirma Cristian Marin, sus orígenes hay que buscarlos “en las calles irlandesas en la década de los años 20 y 30. Allí los niños ya jugaban a bikepolo en las calles adoquinadas, en una variante del hurling o, como ellos lo llamaban en gaélico, Iománaíocht”.

“Los ciclomensajeros de Seattle lo practicaban en su tiempo libre, entre entrega y entrega”

Los orígenes de esta frenética modalidad parecen apuntar a algunos ciclomensajeros de Seattle, que en plena efervescencia del puntocom trabajaban para Kozmo, una empre­sa de tapices y moquetas. “Durante el tiempo de ocio entre dos entregas, que al final resultó ser mucho, los mensajeros pensaban en actividades divertidas que pudieran hacer con sus bicis”, explica Marin. “Fue en esa época donde Jay Grisham, un mensajero que había jugado ya al bikepolo en césped, le entregó un par de mazos a dos de sus compañeros, Matthew Messenger y Tim Mason”. Es en este escenario (las instalaciones sobre moqueta de Kozmo) cuando en 1999 se juega el primer partido, a partir del cual estos rápidos mensajeros se encargarán de consolidar las primeras reglas y eventos.

Bici, pelota y mazo

Las reglas del Hard Court Bikepolo son muy sencillas: dos equipos de tres personas se enfrentan con el objetivo de introducir una pe­lota en la portería del adversario ayudándose de un mazo o mallet. Los jugadores, en todo momento sobre sus bicicletas, no pueden tocar el suelo con los pies. Sobre una cancha dura y lisa (hormi­gón, asfalto o similares), de alrededor de 40 x 20m, estos ágiles ciclistas tienen entre 10 y 15 minutos para vencer a sus adversa­rios. El equipo ganador es aquel que llega a marcar cinco goles o quien cuenta con más tantos al final del tiempo.

(foto: Raúl Escanero)
(foto: Raúl Escanero)

Como se adivina, el papel que desempeña la bicicleta es fun­damental. “La relación bicicleta-jugador ha de ser simbiótica al 100%. Esta se convierte en una prolongación del cuerpo y, junto a su maza, actúan como uno solo”, afirma Marin. Si bien al princi­pio se utilizaban bicis urbanas, de a diario, poco a poco muchas empresas como Polo & Bike, La Hija de la Coneja, Fleetvelo, Milwaukee, Riding in Circles, Max Power, Dodici o 14bike han ido creando y añadiendo nuevos cuadros específicos para este deporte, con una serie de características que facilitan la agilidad y el desplazamiento. “A medida que el deporte crece también se genera cierta industria alrededor, y nacen marcas de palos, mazas, protecciones o cuadros especificos para el bikepolo”, explica Hincapié.

“La relación bicicleta-jugador ha de ser simbiótica al 100%”

Aunque las reglas son sencillas, convertirse en un buen jugador lleva tiempo y trabajo. Los partidos son intensos y el contacto físico, aunque limitado y regulado, está permitido. Se precisa potencia, fuerza, resistencia, visión de juego, habilidad sobre la bicicleta, manejo del palo, capacidad estratégica… Pero todos coinciden en que lo más importante es pasarlo bien. “Es un deporte noble y justo, y aunque parezca agresivo no lo es. Sólo hace falta que te guste la cerveza, decir mentiras y no tener miedo al dolor”, ironiza Hincapié. Y algo más: aunque muchos desistan a simple vista por la dificultad de aunar tan variadas habilidades, parece que es tan estimulante que quienes lo prueban no lo abandonan jamás.

Se buscan poleros

Desde principios de 2009, cuando se celebró el primer torneo de exhibición en Barcelona (el Shawarma Bikepolo Sessions), el deporte ha ido extendiéndose por España, y han surgido nuevos focos en muchas ciudades que organizan sus propios eventos. De hecho, la comunidad más numerosa está en Zaragoza. Madrid, que acoge uno de los torneos más importantes, ha experimentado una evolución irregular y se encuentra actualmente en crisis. “Madrid siempre ha sido permeable y pionera en muchos deportes nuevos… No entendemos por qué ha tenido tan poca recepción. Somos cuatro gatos… Así es difícil jugar. Creemos que es porque la gente no lo conoce, es una pena”, cuenta Aitor Bellino, miembro de la asociación de Madrid Bikepolo y uno de los organizadores del Open de Madrid.

(foto: Enciclika)
(foto: Enciclika)

La cuestión es extender la cultura de la bici, no importa bajo qué forma o con qué finalidad. De hecho, cuando les preguntamos qué piensan sobre la evolución del ciclismo urba­no en España, su respuesta es clara: “Aprendimos antes a pedalear que a caminar. Cada vez hay más gente que se anima a coger la bicicleta para su uso cotidiano, pero las normativas impuestas por el Gobierno y los ayuntamientos no ayudan demasiado”, afirma Hincapié. A pesar de ello, la lucha no cesa. “En el momento en el que nos demos cuenta de los beneficios que reporta a nivel global la bicicleta y seamos capaces de modelar las ciudades en torno a la bicicleta y no al coche, estaremos satisfechos. Mientras, habrá que seguir pedaleando con la frente perlada y los dientes apretados”, concluye Marin. Así lo haremos.

Ligas y Torneos

Actualmente, los tres torneos más importantes son el Campeonato Mundial (WHBPC), el Campeonato Norteamericano (NAHBPC) y el Campeonato Europeo (EHBPC). En España se suelen realizar torneos con bastante regularidad, como el Open de Madrid (que ha llegado a su tercera edi­ción), el Campeonato Ibéri­co (permite la clasificación al Campeonato Europeo) o la recién estrenada Liga Aragonesa de Bikepolo.

Cómo introducirse en el bikepolo

Hay muchos equipos reparti­dos por toda España, concen­trados la mayor parte, eso sí, en las grandes ciudades. La forma más rápida de acceder a ellos es a través de redes sociales e Internet. Más información en:

Unión Iberica de Bikepolo
Bikepolo Zaragoza
Bikepolo Barcelona
Bikepolo Madrid