Es una instalación pasajera y revolucionaria, original, participativa y deliciosa. Dos veces al año (en 2016 fue del 11 de abril al 29 de mayo y del 8 de agosto al 5 de septiembre), 21 paradas de autobús de Montreal son el escenario donde se instalan los 21 Balançoires, 21 columpios en los que, además de balancearnos mientras esperamos la llegada de nuestro autobús, hacemos música según la altura hasta la que nos elevemos.
Se trata de un proyecto creado por Daily tous les jous y, según sus propios creadores, “ofrece una visión fresca sobre el concepto de cooperación”, o cómo podemos conseguir más y mejores cosas cuando colaboramos con otros.
En este caso hablamos de 21 columpios, que componen un gigantesco instrumento musical. Cada columpio emite, al balancearse, una nota, que combinada con la de los otros compone una melodía.
Una experiencia común
Toda una experiencia: en lugar de esperar sentados y aburridos o, como es habitual, con la cabeza gacha y absortos mirando la pantalla de nuestro teléfono móvil, 21 Balançoires nos incita a columpiarnos, regresar en cierto modo a la infancia y, lo que es todavía más fascinante, ser parte de una experiencia común. El que está a nuestro lado no sólo espera también un autobús sino que, haciendo lo mismo, es nuestro “compañero” de melodía.
La iniciativa se puso en marcha hace seis años y, cómo no podía ser de otro modo, es todo un éxito. Más datos para los melómanos: cada columpio corresponde a un color, que a su vez reproduce un instrumento: piano, guitarra, arpa o vibráfono. Según la altura que alcancemos, emitirá una nota.
Desde 2011 21 Balançoires se ha convertido en todo un icono de la ciudad. Mouna Andraos y Melissa Mongiat son sus creadoras, y ya han “exportado” la idea a Colorado, California o Florida. Cada columpio registra una media diaria de 8.500 balanceos y, para Andraos, “representa el futuro de nuestras ciudades. Muestra cómo podemos vivir juntos, reclamar el espacio público y crear lugares comunes donde reunirnos”.