- En medio del tráfico y el caos de Londres, el madrileño Luis Antonio Martín escuchaba ese número, One Four Seven, multitud de veces al día. “Todos los mensajeros tenemos un número”, cuenta Martín, “para que te puedan llamar por radio, pasarte el encargo y que no haya errores. A mí me tocó ese, y durante más de dos años lo escuchaba más que mi propio nombre. Es más, todavía muchos amigos me siguen llamando así”.
147 es también el nombre de una exposición, en Madrid, con la obra artística de Martín. Antes de ser mensajero estudió Bellas Artes, y ahora muestra parte de su trabajo en Slowroom, una de las tiendas imprescindibles en el panorama del ciclismo madrileño. “Sabía que, además de vender bicis y productos ciclistas, hacían exposiciones, así que contacté con ellos por correo electrónico. Fue muy sencillo, lo organizamos rápido y ahí sigue”.
En 147, que reúne decenas de obras de Martín, se mezclan la escultura, el dibujo y la pintura. Hay obras de madera en las que personas y bicicletas encajan formando un único cuerpo, un único ser. “También hay esculturas mutantes”, cuenta el autor, “en las que el mismo cuerpo de la persona hace de cuadro de la bicicleta”. También, claro, está la pintura, distintos cuadros que representan “momentos del ciclista, como la velocidad, o cosas más abstractas y sensaciones que vivimos sobre una bicicleta”.
Fue poco después de llegar a Londres y empezar a trabajar como mensajero cuando Martín incorporó la bicicleta a su diario de dibujo. Desde entonces, no ha parado de intentar transmitir su pasión por el ciclismo: “Me gusta sentirme libre, y sobre una bicicleta, aunque te muevas de un sitio a otro por obligación, no pierdes tu libertad. Eres dueño de tus movimientos, nadie te lleva… Creo que, además, todo está ligado a mi tipo de bicicleta, de piñón fijo, donde todavía estás más unido de lo normal”.
Joaquín Torres García, Keith Haring, Basquiat o Calder son algunas de sus reconocidas influencias aunque, por encima de todo, Luis Antonio Martín está marcado por la propia bici. “Me encanta su estética”, reconoce. “Me parece un objeto precioso, con una geometría increíble y muchísima sencillez”.
La exposición estaba programada hasta el 30 de enero, pero se ha prorrogado y Slowroom la mantendrá hasta marzo. Jaime Díaz, uno de los responsables de la tienda, explica los motivos: “Cualquiera que haga arte relacionado con el ciclismo, sobre todo si es urbano, tiene aquí espacio para exponer. Pero el caso de 147 me pareció especialmente atractivo, no sólo por su estilo sino también por su variedad y la historia que hay detrás. Se nota que la bicicleta es parte de él, es parte de su vida, y todo encajaba a la perfección”.
Arte para ver y, por supuesto, también para comprar. La obra de Luis Antonio Martín es variada, y también lo son sus precios: es posible adquirir un cuadro o una escultura por 150€, pero también llevarse una lámina por apenas 10€. Tienes hasta final de mes para poder hacerlo…