Dicen de ella que es la cuesta más empinada de todo Madrid. En la avenida de Pablo Iglesias, justo al final (o al principio, según se mire) de esa ascensión épica, se encuentra Bici con Alas, uno de los talleres de bicicletas más singulares y recomendables de toda la ciudad. Un impresionante local de 300 metros cuadrados que durante años fue la tienda de esquí más conocida de toda la ciudad, la que regentaban los célebres Fernández Ochoa.
Hoy, Bici con Alas es un paraíso para los amantes de la bicicleta. O mejor dicho, para los amantes de “su” bicicleta. Porque si algo tiene claro su dueño, Javier Reyero, es que por encima de todo Bici con Alas es un taller. “Creemos más en la filosofía del arreglar que en la de comprar, por una cuestión de sostenibilidad. La mejor bici es la que ya existe, no la que está hecha con materiales nuevos, cuya huella ecológica también es grande. Por eso nuestro lema es *Una bici nunca muere. *Una tienda vende ilusiones, nosotros las recuperamos. No le vendemos nada a nadie, sino que trabajamos para que disfrute de lo que ya tiene”.
“Creemos más en la filosofía del arreglar que en la de comprar”, nos dicen en Bici con Alas
Bici con Alas cumple estas Navidades cinco años, de los cuales los últimos dos los ha pasado en el inmenso local de la avenida Pablo Iglesias, mientras que los anteriores se ubicaba en la cercana calle Almansa. En todo este tiempo Javier ha tenido muy claro cuál debe ser la máxima de la casa: poner las cosas fáciles a sus clientes. Y así, el taller cuenta con un kit de autorreparación en la calle, servicio a domicilio, taller de lavado, accesorios infinitos y hasta una máquina expendedora en el exterior para comprar, a cualquier hora del día -o de la noche- lo que sea que pueda necesitar el ciclista. Desde una cámara hasta una bebida energética.
Esa obsesión por mimar todos y cada uno de los detalles se traduce en una clientela variada como la de pocos negocios. “Tenemos gente de todo tipo. Desde el que viene a dejarnos su bicicleta de carbono de 5.000 euros a la señora que nos trae una bicicleta de varillas para restaurar, pasando por gente que usa una bici de 100 euros comprada en unos grandes almacenes. Nuestro objetivo es que todos ellos se sientan a gusto, porque todos son bienvenidos”. Los datos certifican que, efectivamente, así es: durante 2016 han pasado más de 3.000 bicicletas por las manos de los tres trabajadores con los que cuenta hoy Bici con Alas.
Durante 2016 han pasado más de 3.000 bicicletas por Bici con Alas
Eso sí, el invierno no es la época más fuerte para un taller como Bici con Alas. “En cuanto sale el frío, los madrileños se pasan a la estática”, bromea Javi con cierto poso de tristeza. ¿Qué tiene que ocurrir en la capital para que la bicicleta termine de explotar como medio de transporte? “A pesar de lo que dicen muchos, creo que hacen falta carriles segregados, porque contribuirían a democratizar el uso de la bicicleta. Ni tú, ni yo, ni nadie que se mueva habitualmente en bici hoy en día es comparable a lo que queremos que sea la bici en esta ciudad. Nosotros estamos acostumbrados a circular, pero una persona que va en metro o autobús no se plantea compartir la calzada con el coche. Si segregas la bicicleta, siempre sin que no sea obligatorio circular por ese carril segregado, esa gente va a animarse a usar la bici sin temor a que, si se le sale la cadena, llegue un coche por detrás y la arrolle. Hace falta que, además del que baja en bici todos los días por la calle Bravo Murillo, también pueda pedalear la señora María hasta el Mercado Maravillas con su triciclo eléctrico. Sin segregación, nunca se va atrever”.
La burbuja de la bicicleta
La realidad es que, hoy por hoy, no hay tanto usuario de la bicicleta en Madrid para la cantidad de tiendas que han abierto los últimos años. “Ha habido mucha gente que creyó que montando un negocio de bicicletas se iban a hacer ricos. Conozco casos de gente que ha cobrado el paro de golpe y ha montado un tiendón de alta gama en el barrio de Salamanca y ha tenido que cerrar seis meses después con unas deudas enormes. Esto no es la panacea: es un trabajo cualificado y como tal hace falta tener una preparación y trabajar muy duro”. Sabe de lo que habla: a pesar de llevar cinco años en el negocio, Javier sólo ha podido cobrar un sueldo de la tienda durante los últimos doce meses. Todo, a base de jornadas interminables que a veces llegan a las 70 horas semanales”.
“Mucha gente creyó que montando un negocio de bicicletas se iban a hacer ricos”
2017 se presenta plagado de ilusión y proyectos para Bici con Alas. Quizá el más importante sean las rutas que organizan, desde este mismo mes de diciembre, para salir a rodar con los clientes. “Antes abríamos los domingos: ahora salimos a rodar con los clientes. Y lo vamos a hacer en rutas de todo tipo: de montaña, carretera, rutas de cañas y tapas por la ciudad… Ya prestamos servicios a la bici y nos centramos en la mecánica. Ahora vamos a centrarnos en el uso. La mayoría de la gente no tiene con quién o montar o no sabe a dónde ir. Afortunadamente en Madrid tenemos infinidad de sitios increíbles, y no hace falta coger el coche para llegar hasta ellos: yo siempre soy partidario de salir de casa pedaleando y llegar pedaleando”.
Bici con Alas es distribuidor oficial de Ciclosfera. Allí podrás encontrar cada nuevo número, e incluso disfrutarlo en un rincón especial de lectura en el que están presentes todos los ejemplares de la revista. ¿Hay algún plan mejor mientras esperas a que dejen tu bici a punto?
Bici con Alas
Av. de Pablo Iglesias, 48 (Madrid)
911 89 53 77