La celebración de Ciclosferia, la primera feria de ciclismo urbano de España que tuvo lugar este fin de semana en el Tinglado 2 de La Marina de Valencia, se ha saldado con un balance extraordinario: 10.174 visitantes recorrieron los stands de las casi sesenta marcas expositoras, en un fin de semana que puedo considerarse un antes y un después en el sector de la bicicleta de ciudad.
Más de 300 profesionales arrancaron la feria la mañana del viernes, en un encuentro de trabajo en el que se construyeron vínculos, generaron infinidad de contactos y, sobre todo, se compartieron sueños y expectativas. El caldo de cultivo ideal para demostrar que el ciclismo urbano es, ya, un sector en sí mismo, muy diferenciado de otros y al que cada día llegan nuevas empresas e inversores que apuestan por una movilidad sostenible y, por supuesto, muy rentable en lo económico.
Pero fue durante el viernes por la tarde, sábado a lo largo de todo el día y domingo por la mañana cuando los pasillos de Ciclosferia se llenaron de lo más importante: personas. Gente de todas las edades y, fundamental, muchas familias acudieron a conocer todo tipo de bicicletas, accesorios e iniciativas en torno a la bicicleta urbana. Sí: bicis convencionales y eléctricas, plegables o cargo bikes fueron descubiertas y probadas por miles de personas a lo largo de un fin de semana lleno de pasión, interés y, como no podía ser de otro modo, expectación y alegría.
De la mano de Bicifest, el festival en torno a la bici y a la música organizado por el Ayuntamiento de Valencia, y que incluyó conciertos, food trucks o una multitudinaria bike parade, la primera edición de Ciclosferia sólo puede ser considerada como un éxito absoluto. Sin medias tintas: un evento fresco y recién nacido, pero también un ejemplo evidente de las ganas de gran parte de la sociedad de cambiar sus hábitos de desplazamiento, forma de vida y, por extensión, entornos y ciudades en las que pedalear y vivir.