Cuando uno pone en marcha un negocio tan complejo como una tienda de bicicletas, hace falta un importante componente de pasión. Hace dos años, Raúl Martín hizo eso mismo con Vuk Bikes, una encantadora tienda ubicada en el número 55 del Paseo de Juan Antonio Vallejo-Nájera Botas, entre la Puerta de Toledo y Madrid Río, en la capital de España. Un lugar privilegiado desde el que contribuir a la revolución ciclista que, aunque de forma lenta pero imparable, están protagonizando los madrileños.
A buen seguro, en el momento de abrir por primera vez, Raúl no podría haber imaginado lo que sucedería después: una pandemia mundial obligaría a confinar a toda la población del país, llevando a la ruina a infinidad de pequeños negocios y obligando a ajustarse el cinturón a otros. En el caso concreto de las tiendas de bicicletas, la pandemia se tradujo en una falta de stock a nivel mundial que paralizó las ventas. El más difícil todavía.
Pero la pasión puede con todo. O al menos, con casi todo. Hoy, Vuk Bikes sigue en pie. Tanto Raúl como Mandy, el mecánico de la tienda, mantienen intacta la ilusión y las ganas de seguir adelante. Y desde Ciclosfera, no podemos sino hacer lo mismo que hacemos con todos los valientes que ponen en marcha un negocio como este: aplaudir y mostrarles todo nuestro apoyo incondicional.
La primera pregunta es obligatoria: tras el paso de la nevada, ¿cómo lo lleváis? Estáis abiertos…
Sí. Hemos abierto con normalidad, pero como ha pasado en todas las tiendas de Madrid, clientes cero. Como dice el refrán, “suelo mojado, caja seca”. Aquí es “suelo mojado, caja sequísima” (risas). No hay casi curro, por lo que hemos aprovechado para trabajar en el taller, que teníamos cosas pendientes. Afortunadamente la tienda está situada en un soportal, por lo que no hay ningún problema y está toda la acera transitable. Al final hemos dado servicio a los vecinos que podían acercarse. Muchos han aprovechado para arreglar la bici estos días.
“Tener tu propia tienda te da la libertad de hacer las cosas a tu manera”
¿Cuál es vuestra historia? ¿Cómo, cuándo y por qué empezó Vuk Bikes?
La motivación viene de hace muchos años. Cuando estás en algo que te gusta siempre procuras ir a más. A todo el mundo le gusta llevar las riendas de su pasión. Nacimos un poco así: yo llevo muchos años trabajando en diferentes tiendas y ramas del sector, y he ido aprendiendo sobre las carencias y las necesidades. Tener tu propia tienda te da la libertad de hacer las cosas a tu manera. La tienda abrió hace ahora justo dos años, que han sido intensos.
Dos años difíciles. ¿Cómo vivisteis el confinamiento?
Al final, el confinamiento fue muy incierto. Las facturas siguen llegando pero no hay facturación. Estuvimos pensando en cómo gestionar la tienda después del confinamiento, e incluso pensamos si cerrar o no. Afortunadamente los talleres de bici pudimos abrir, porque estábamos dentro de los negocios considerados esenciales. Vinimos a currar lo más pronto que pudimos, y según llegamos empezamos a tener trabajo, especialmente con los repartidores en bicicleta, que en Madrid hay un montón. Y después con todo el boom de la bicicleta que hubo cuando pudimos salir de casa, ya en verano. Ha sido una montaña rusa, porque tras el desconfinamiento nos enfrentamos a la falta de material: no hay bicis. Ha habido un parón enorme en la fabricación que ahora estamos sufriendo aquí. Ahora mismo, de ventas no hay nada y las previsiones para este año son muy pesimistas en ese sentido. Por ello, asistimos a la situación con mucha cautela.
“Lo que buscábamos era un lugar que te hiciera sentir como en casa”
Para quien no haya pasado por ahí, ¿qué se va a encontrar quien entre a Vuk Bikes?
Lo que nos define, y es lo que queríamos conseguir, era un lugar que te hiciera sentir como en casa. La gente viene aquí y es tratada de tú a tú. Procuramos ser honestos y cercanos.
Se nota mucho cuando te atiende alguien que ama la bicicleta…
Claro. Al final, tanto Mandy como yo hemos trabajado en muchas tiendas y hemos visitado muchas. Y hay veces en las que notas que te atienden de manual. Que eres uno más. Que no hay una gran conexión. Por eso le dimos caña desde el principio a eso: no es que nos obliguemos, sino que nos sale de corazón. Si alguien viene a preguntarnos, le tratamos como un amigo. Y creo que la gente agradece y valora esa actitud.
¿Qué es lo que más os piden? Imagino que hoy día, más taller que otra cosa.
Sí. Aunque bueno, por pedir… nos piden muchas bicis. Y lo sentimos mucho, pero no tenemos. Así que lo que más trabajamos últimamente es el taller. La pandemia ha sacado muchas bicis de los trasteros, lo cual es positivo. Se están haciendo muchos nuevos ciclistas urbanos que han venido para quedarse. Estos días de nieve, sin ir más lejos, mucha gente está utilizando la bicicleta para ir a trabajar.
“Mucha gente se ha caído de este negocio por empezar con una expectativas enormes y luego darse cuenta de que la realidad no se corresponde con ellas”
Habrá muchas personas que están planteándose la posibilidad de montar una tienda o un taller de bicicletas.¿Qué consejo les darías?
Sobre todo, por lo que hemos ido viendo, ser cautos. No dejarse llevar por la pasión desmesurada y empezar a 1000×1000. Mucha gente se ha caído de este negocio, por desgracia, por empezar con una expectativas enormes y luego darse cuenta de que la realidad no se corresponde con ellas. Es necesario estudiar muy bien qué es lo que se va a hacer. Nosotros empezamos de una manera muy modesta. Las paredes estaban prácticamente vacías: imprimimos carteles de ciclismo para llenarlas (risas). Fuimos poco a poco. Hay que cuidar mucho al cliente y escuchar sus necesidades, porque hoy en día hay tantas tiendas y tanta oferta que eso es lo que más se valora.
Y pese a eso, habéis apostado por marcas muy top: Schindelhauer, Genesis, Ridley, Niner, Conor, Endura… ¿Por qué habéis apostado por ellas en concreto?
Bueno… hemos buscado marcas que habíamos tenido nosotros y que, por tanto, conocemos muy bien. Al mismo tiempo, son marcas que no están muy explotadas en el sector y que tienen cierta exclusividad, lo que es un punto siempre interesante. Invitamos a echar un vistazo a nuestra web para conocerlas mejor.
En Madrid hemos ido tradicionalmente a la cola de otras ciudades europeas en el uso de la bici como medio de transporte. ¿Qué creéis que le falta a esta ciudad?
Personalmente creo que son varios factores los que entran en juego. Habrá quien te hable de que falta infraestructura y carriles bici. Lo que hace falta es que se vean más bicis, que se genere ese movimiento. Porque al final se contagia. También hace falta que haya menos coches, lógicamente. El transporte en un cacharro de una tonelada para una ciudad es inviable. No tiene sentido. Siempre digo lo mismo: cualquier persona que viva en una ciudad, que mire a la calle y piense qué espacio hay para el coche y qué espacio hay para el peatón. Siempre es mucho mayor el primero. Y no debería ser así.
Paseo de Juan Antonio Vallejo-Nájera Botas, 55 (Madrid)
Teléfono: 911 54 20 54