El título de Capital Verde es concedido por la UE, y Vitoria-Gasteiz lo recibió tras Estocolmo (2010) y Hamburgo (2011). Su objetivo es premiar a urbes que cumplen una serie de requisitos medioambientales, que se plantean el desarrollo sostenible y, sobre todo, que sirven como modelo e inspiración. La candidatura vitoriana giró en torno a la lucha contra el cambio climático, la gestión de residuos, la calidad del aire o la biodiversidad, pero también hacía referencia al transporte y la movilidad sostenible, donde la bicicleta puede desempeñar un papel protagonista.
En los años cincuenta del siglo XX, la bici fue un medio de transporte habitual en la ciudad. No solo eso: también era un elemento destacado en la industria de la zona, ya que allí se establecieron grandes marcas del sector como Beistegui Hermanos (BH), instalada en 1959 y que llegaría a convertirse en uno de los fabricantes más importantes del mundo.
Así que la afición a la bicicleta viene de lejos. Pero, durante mucho tiempo, se centró más en el ocio y el deporte: el uso de la bicicleta como alternativa de transporte urbano es un fenómeno más reciente, algo que evidencia la evolución de la red de carriles bici en la ciudad. Los más antiguos y establecidos son ejes periurbanos de uso recreativo, mientras los tramos del núcleo urbano están distribuidos de forma intermitente y con poca conexión entre ellos.
Ni largos ni duros
Sin embargo, Vitoria-Gasteiz cuenta con muchos atractivos para pedalear: su tejido urbano es muy compacto, de manera que los desplazamientos no resultan demasiado largos, y es fundamentalmente llana. Apenas hay pendientes importantes en el casco medieval, que pueden evitarse al tener esta zona una estructura concéntrica. Según estudios del Ayuntamiento, el número de desplazamientos en bicicleta se ha duplicado en los últimos cinco años, pasando de un 3,4% al 7% del total. Algunos mencionan el frío y la lluvia como impedimentos para que la bici tenga más presencia, pero si pensamos en ciudades como Amsterdam o Copenhague vemos que no tiene por qué suponer un problema.
Proyectos de la Green Capital
Ese no es el único motivo por el que, durante los últimos años, la bicicleta ha experimentado un gran avance. Desde 2004 funciona un servicio de préstamo implantado por el Ayuntamiento que ha contribuido a extender la presencia de la bici en Vitoria-Gasteiz. Además, ha surgido una masa crítica de usuarios que reclama mejores infraestructuras y normativas. Ante esta coyuntura, en octubre de 2010 se aprobó el Plan Director de Movilidad Ciclista, que incluía un diagnóstico de la situación y una previsión de acciones hasta 2015.
Este es uno de los documentos de cabecera de la Capital Verde en lo que a movilidad se refiere. Según la concejal de Medio Ambiente, Idoia Garmendia, el reto al que se enfrenta la Green Capital es seguir incrementando el uso de la bicicleta y garantizar su convivencia amable con los peatones. Está en proyecto aumentar los kilómetros de bicicarriles (tanto urbanos como periurbanos), además de la integración de la bicicleta en el nuevo sistema municipal de transporte. Por otra parte, se pretende que la bicicleta sea un nexo importante que vehicule la identidad verde de la ciudad mediante actividades incorporadas a programas específicos. El Plan de Movilidad Ciclista prevé abrir una Oficina de la Bicicleta, pero aún no se ha creado orgánicamente dentro de la estructura municipal. Las funciones destinadas a ser cumplidas por esa Oficina las cubre, en la actualidad, el Centro de Estudios Ambientales de Vitoria-Gasteiz.
La verdad del ciclista urbano
Pablo, autor del blog Vitoria en Bici, usa la bicicleta a diario para ir a su trabajo, fuera de la ciudad. Pedalea unos 15 km y, si el tiempo es muy malo, usa transporte público. Aficionado a la bici de montaña, Pablo explica que en Vitoria-Gasteiz hay una media de cuatro robos de bicis diarios, aunque nunca le han quitado la suya. Abrió su blog en 2008 por “curiosidad tecnológica” y para escribir sobre el ciclismo urbano en su ciudad. “Quería algo que me gustase y sirviese para denunciar problemas a los que nos enfrentamos a diario”. ¿En qué consiste esa denuncia? “Básicamente, en tomar una fotografía de las incidencias que me encuentro y comentarlas. Algunas de ellas, las más graves, también las envío al ayuntamiento para denunciarlas”.
“Las acciones realizadas con motivo de la Green Capital son, hasta ahora, puro márketing y fachada”
Pablo asegura que prefiere desplazarse en bicicleta por la libertad que le da y por saber, con certeza, cuándo llegará a los sitios. En casa tiene coche, pero sólo lo usa “para viajar y salir de vacaciones”. Y, en su opinión, su ciudad es “prácticamente llana y muy asequible en cuanto a distancias. Desde el centro de la ciudad a cualquier punto de las afueras puedes llegar en 15 ó 20 minutos”. Sin embargo, y pese a la cacareada capitalidad verde europea, destaca muchas cosas mejorables. Por ejemplo, explica, “la red de carriles bici es inconexa. Existe un Plan Director de la Bicicleta que esperamos que solucione estas debilidades, pero que parece estar congelado con el nuevo gobierno municipal. Los puntos débiles no son tanto de la ciudad como de sus gobernantes”.
En su opinión, “las acciones realizadas con motivo de la Green Capital son, hasta ahora, puro márketing y fachada. Da la impresión de que el único interés es atraer a los de fuera, al turista verde, pero no se piensa en quienes necesitan desplazarse para sus quehaceres. El coche es prioritario, y el único interés es que los coches se desplacen con la mayor agilidad posible en detrimento de peatones y ciclistas que, por ejemplo, tenemos que esperar en los semáforos un tiempo considerable en ocasiones”. ¿La receta? “Si los miembros de las instituciones quieren favorecer la movilidad sostenible”, contesta Pablo, “deberían dejar sus coches y empezar a moverse andando, en bicicleta o en transporte público. Hasta ahora, sólo lo hacen para hacerse la foto cuando toca”.