Los Angeles Times ha publicado ya unos diseños sobre cómo serían esos asientos, aunque la marca ha negado que tengan visos se utilizarse.
Por supuesto, las especulaciones giraban sobre cómo el fabricante respondería así a las demandas de más de una compañía aérea: aumentar al máximo el número de plazas en sus aviones para incrementar los ingresos.
Las críticas, claro, no se han hecho esperar. En el Washington Post, por ejemplo, ya hablan de “los asientos de avión más incómodos de la historia”.
La patente, que fue registrada en diciembre, muestra cómo cada asiento está enganchado a una barra vertical, y cómo los sillines pueden plegarse para aumentar el espacio cuando no se usan.