Ciudades

Valencia: en el buen camino

Mezcla de naturaleza e historia, Valencia ofrece unas condiciones ideales para el ciclismo urbano. Si las autoridades locales apostaran con fuerza por la bicicleta, la ciudad se llenaría de felices y saludables ciclistas: Aquí va una breve guía para ser uno de ellos.

Las excepcionales condicio­nes climáticas y orográficas de Valencia, junto a la con­cienciación ciudadana ante el inminente cambio climático o la crisis económica, han permitido que en los últimos años se considere a la bicicleta como un medio de transporte alternativo y real en la ciudad. Así lo demuestran los 112.300 abonados de Valenbisi (un muy significativo 10% de la pobla­ción), el sistema público de alquiler de bicicletas operativo desde 2010; el aumento en un 5% en el número de ciclistas o el incremento de tiendas es­pecializadas en el sector. Asi­mismo, al contar con un área metropolitana relativamente próxima y un casco urbano compacto, los desplazamien­tos son cortos, amenos y no requieren de una gran prepa­ración física. Ideal para ir al trabajo o a clase pedaleando.

Paulatinamente, la bicicleta se ha abierto un espacio en una calzada invadida por vehículos poco acostumbrados a la fragi­lidad del ciclista. Ese proceso de conquista ha sido auspiciado por los biciactivistas de Valen­cia y de la Masa Crítica, que han solicitado una red de carri­les bici conectada y segura. En la actualidad, Valencia cuenta con 130 kilómetros de carril bici y un proyecto de amplia­ción de 15 km, pero la existen­cia de tramos intermitentes o al aislamiento de la malla ciclista de algunas poblaciones del área metropolitana hacen que dichas reivindicaciones persistan, en un esfuerzo por lograr la armo­nía y seguridad de quienes van al volante y al manillar.

Los desplazamien­tos son cortos, amenos y no requieren de una gran prepa­ración física

Pese a ello, recorrer la ciudad sobre dos ruedas conlleva una serie de riesgos ante los que es preciso tomar precauciones. Las normas de circulación re­flejadas en la nueva Ordenanza de Circulación de Valencia imponen multas astronómicas. Así, escuchar música con au­riculares o hablar por el móvil mientras se circula en bicicleta puede conllevar una multa de entre 90 y 300 euros. Ade­más, se prohíbe circular por jardines no acondicionados para la bici o por las aceras. Un intento de regularización del transporte en bicicleta que tiene algunas lagunas, como la modificación de aquellos pasos de cebra sin señalización, una educación vial que incluya a la bicicleta como medio de transporte o la falta de aparca­mientos. En cualquier caso, el potencial ciclista de la ciudad está claro: Valencia está en el buen camino.

VALENBISI, recibido con los brazos abiertos

La impantación del servicio de alquiler público de bicicletas hace dos años ha tenido una especta­cular acogida entre los valencia­nos. De hecho, según datos del concejal de Tráfico, Alfonso Men­doza, el uso de Valenbisi duplica al de otras ciudades que cuen­tan con un servicio similar, como Barcelona, Zaragoza o Sevilla: cada una de las 2.750 bicicletas repartidas por la ciudad se usa 14 veces al día de media frente a las, por ejemplo, 6,5 de la capital catalana

Objetivo: reducir la velocidad de los coches

Desde la plataforma Actibici Valencia se han propuesto demostrar el exceso de velocidad en que incurren los coches que circulan por las calles de la ciudad, pues están convencidos de que es una de las principales causas que frenan el desarrollo de la bicicleta. Por ello, han puesto en marcha el blog cazavelocidades.wordpress.com en el que, con la ayuda de un radar, pretenden dejar patente la necesidad de que los coches levanten el pie del acelerador.

DOS RUTAS POR LA CIUDAD DEL TURIA

1. EL ANTIGUO CAUCE DEL RÍO TURIA

Uno de los lugares más concurridos por ciclistas y patinadores es el Antiguo Cauce del Río Turia, un pulmón verde de 230 hectáreas que cruza Valencia desde el Parque de Cabecera, próximo al zoológico de El Bioparc, hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava. En este punto parte la La Ruta 07: Carril bici de Valencia a El Saler, hacia el Parque Natural de la Albufera, uno de los humedales más valiosos y representativos de la Comunitat Valenciana y de la cuenca mediterránea.

Este trayecto circular de unos 24 kilómetros discurre** entre los arrozales de la Albufera y las playas natura­les de Pinedo y El Saler. Además, puedes adentrarte en la dehesa de El Saler a través de los senderos señalizados u observar la riqueza medioambiental y paisajística en el Centro de Información y Educación Ambiental del Parque Natural de la Albufera (Racó de l’Olla). Para recuperar fuerzas, lo mejor es visitar El Palmar y saborear en Casa Carmina un all i pebre, es­pecialidad marinera elaborada con anguila y propia de las localidades limítrofes al paraje natural. Si prefieres una auténtica paella valenciana o un arroz en cual­quiera de sus técnicas de guisado (meloso, a banda, al horno…) no dudes en reservar en el restaurante Casa Blayet, situado en El Perellonet.

2. ENTRE MURALLAS

Si por el contrario no dispones de demasiado tiempo o prefieres la arquitectura y los paisajes urbanos, una ruta por el casco antiguo es la opción idónea para aprovechar la tranquilidad y circular por el trazado de las antiguas murallas, demolidas en el siglo XIX y que acotaban lo que hoy es el centro histórico.

Las Torres de Serranos, junto al Antiguo Cauce del Río Turia, son el punto de partida. Continuando por la calle de Serranos y girando a la derecha, llegarás a la plaza de la Virgen, donde se asoman algunos de los edificios más emblemáticos de la ciudad: La Catedral de Santa María, la Basílica de la Vir­gen de los Desam­parados y el Palacio de la Generalitat o la Fuente del Tú­ria. Si dispones de tiempo, conviene ir por la calle del Mi­guelete para visitar la Plaza de la Reina y la Plaza Redonda. De lo contrario, adéntrate en el barrio del Carmen por la calle Caballeros, salpica­da de majestuosos edificios de la antigua nobleza valenciana y una de las vías más emblemáticas de Valencia. Por ella llegarás a la concurrida Plaza del Tossal, con una interesante oferta gastronómica y cultural. Desde este punto prosigue por la calle Quart, que termina en las torres de mismo nombre. No dudes en darte la vuelta para saciar el apetito en restaurantes como Mar de Avellanes, La Pitanza, Canela o El Refugio, o tomar una copa en alguno de los locales ubicados en la Plaza del Negrito, del Tossal o del Doctor Collado.