Los ciclistas sabemos lo importante que son los brazos a la hora de advertir sobre la dirección que vamos a tomar. Una estrategia de seguridad que, en condiciones de poca visibilidad, no siempre es efectiva. Así lo constató el húngaro László NYIRÁDI, principal responsable del equipo de Useeme, cuando enseñaba a su hija mayor a circular en bici y la tarde se les echó encima: las señales manuales a la hora de indicar el cambio de dirección no se veían lo suficiente.
“Nos reunimos un pequeño equipo y empezamos a pensar en ello: la señal de giro adecuada para los ciclistas tenía ser portátil, fácil de usar y visible en cualquier circunstancia“, explica László, “como una pulsera automática que detecte el movimiento y emita una señal lumínica”. Dicho y hecho, eso sí, tras tres duros años de investigación y desarrollo.
La clave: la luz la lleva el ciclista, no la bicicleta
El mecanismo de la pulsera intermitente de Useeme es muy sencillo: lleva un sensor de movimiento en su interior que detecta los movimientos de ambas manos. Éstas están conectadas a un microcontrolador que evalúa constantemente los datos del sensor e identifica los patrones de movimiento. De esta forma, la luces LED se activan al levantar las manos (la izquierda o la derecha respectivamente) y se apagan automáticamente cuando se vuelven a posar sobre el puño.
Presente en la campaña de crowdfunding Indiegogo hasta finales de julio, este par de pulseras intermitentes pueden adquirirse a partir de 34 euros, precio especial de lanzamiento.