“Tengo que confesar algo y hacerlo público… Hoy he atropellado a un ciclista que circulaba delante de mí. Iba despistada cambiando la emisora de radio, me he metido en el arcén y le he dado. Creo que lo he matado. No he parado para comprobarlo, pero creo que no se movía. Tengo el parachoques destrozado, tendré que cambiarlo hoy mismo: me gusta que mi coche esté perfecto. Sé que no me va a pasar nada si me localiza la Guardia Civil. Nadie me va a procesar y ni siquiera pagaré nada, ya que lo hará mi aseguradora. Ni siquiera, en el peor de los casos, me retirarán el permiso de conducir”. Así arranca la petición de change.org que ha circulado estos días como la pólvora por las redes sociales, y que trata de presionar a las autoridades para conseguir una ley justa que acabe con la impunidad de los atropellos.
Por supuesto, se trata tan sólo de una ficción. Pero la realidad es mucho más dura. “En realidad, esa no soy yo. Esto es lo que le ocurrió a mi marido, Óscar. Fue atropellado por un camión cuando circulaba en bicicleta por el arcén. El conductor que mató a mi marido no se detuvo, se marchó del lugar de los hechos y, por las piezas del vehículo que quedaron en la cuneta, fue detenido y puesto a disposición judicial por la Guardia Civil. A las pocas horas fue puesto en libertad con cargos”, explica la autora Anna González.
“Hoy se me ha comunicado que, por ser los hechos una imprudencia leve, (vamos, una tontería, una distracción tonta) son una Falta”, prosigue Anna. “Y aplicando la última reforma penal, en la que se suprimen las Faltas, aunque haya una muerte por medio, la Juez decide archivar la Causa Penal y que, por lo tanto, no hace falta celebrar un Juicio y aquí no ha pasado nada”.
Anna pide a los internautas que secunden su petición para conseguir que se modifique la nueva reforma legal y los artículos 142 del Código Penal que regula el homicidio por imprudencia y el artículo 195, que regula la omisión del deber de socorro. Ya ha conseguido más de 45.000 firmas, e invita a todo el mundo a firmar ya que “en algún momento todos podemos ser peatones, ciclistas, motoristas o víctimas”.