Al igual que muchos otros niños que sufrieron la catástrofe nuclear de Chernobil en 1986, Michael Trimble nació con demormaciones y limitaciones físicas. En su caso, sin brazos. Adoptado por una familia en Pensilvania (EE UU), empezó desde muy pronto a demostrar una notable capacidad de superación, desarrollando una destreza increíble con los pies y las piernas. Pero fue de adolescente cuando un profesor de educación física le descubrió las posibilidades de la bicicleta.
Vocación ciclista
Desde entonces, la bicicleta se convirtió en una nueva meta para él. Intentó -sin éxito- contactar con varios fabricantes para que adaptasen una bicicleta a sus necesidades. Finalmente dio con Michael Brown, un constructor de bicis localque asumió el reto. Tras varias pruebas, el resultado fue un éxito: Brown creó un manillar especial con el que Trimble puede montar en bicicleta sin problemas, disfrutando de una libertad y una movilidad nuevas para él.