El timbre: ese pequeño accesorio que ha acompañado a la bicicleta desde sus orígenes y cuyo metálico sonido ha quedado grabado en nuestra memoria. Aunque ya se oyen menos, no por ello dejan de ser necesarios.
A pesar de esta aparente decadencia, Crane ha apostado por una línea clásica y funcional que seguro hará que muchos quieran tocarlo sin parar.
Fabricados de manera artesanal en Osaka (Japón), estos timbres de bicicleta son un verdadero capricho, no únicamente por su inconfundible sonido (ese nostálgico ‘ding’ que queda suspendido en el aire), sino por su acabado metálico en brillantes colores: plateado, dorado o cobre.
Además, la firma japonesa ha diseñado una edición limitada pintada a mano, que resalta, a través de finos trazos, la elegancia a la que nos tiene acostumbrada. Un regalo para la vista (y, sin duda, para el oído) que está a la altura de cualquier bolsillo: podréis encontrarlos en biciclásica.com por unos 22 euros.