Estudió en Glasgow, Escocia, y fue allí donde presentó* The Comedown*, la que probablemente es su obra más espectacular. Hablamos de Stephen Murray, un joven artista aficionado al ciclista autor de una de las instalaciones artísticas relacionadas con la bicicleta más bellas que hayamos visto.
Nos referimos a The Comedown, una escultura-velódromo mostrada hace dos años en el Briggait, un hermoso edificio situado en Glasgow, la ciudad más grande de Escocia.
the Comedown – Time Lapse build from Stephen Murray on Vimeo.
El espectáculo era excepcional: el sobrecogedor pabellón 1873 (bautizado así por ser ese el año en el que edificio terminó de construirse) albergaba la instalación de Murray, un Mini Drome de madera en el que algunos afortunados (y valientes) ciclistas se atrevieron a pedalear. Al mismo tiempo que ellos daban vueltas a un ritmo frenético, un grupo de música llenaba de sonido el espectáculo.
Según parece, el circuito con forma de ocho homenajea a una instalación similar creada para el campeonato del mundo de mensajeros de 1995, celebrado en Toronto, y que fue bautizada como Human Powered Rollercoaster.
Sin embargo, hay diferencias. Mientras el circuito de Toronto podía alojar a varios corredores, la obra de Murray sólo permite pedalear a un ciclista. Eso sí, su aspecto es impresionante: lo que empezó siendo una broma entre amigos terminó exigiendo una inversión considerable (sólo en material fueron casi 10.000 euros), con un tamaño notable (30 metros de largo, 12 de ancho y 3,6 de alto).
¿Y cómo es pedalear a toda velocidad en él? Según declaró su creador a la revista Urban Velo, “la primera vez asusta”. Por desgracia, no podremos verlo: fue desmontado apenas unas semanas después. Como tantas otras veces, su belleza fue inmensa… y efímera.