Desde Tannus lo tienen claro: sus cubiertas “te garantizan ir de un punto A al B sin tener que preocuparte del fastidioso pinchazo. Nos encontramos en el mejor momento de la bici y querrás que la tuya siempre esté al día y 100% operativa. Además, ya puedes olvidarte de hacer el mantenimiento de inflado ya que las Tannus no llevan aire”.
En efecto, en Tannus tienen claro que un inoportuno pinchazo no puede traernos más que problemas: llegar tarde al trabajo o a una cita, quedarnos “varados” muy lejos de casa o, simplemente, disfrutar de un maravilloso rato pedaleando. Pero no solo eso: Tannus también insiste en las virtudes medioambientales de sus productos, ya que permiten un considerable ahorro de residuos de cubiertas y cámaras de aire. “Usar una cubierta Tannus equivale a usar tres cubiertas tradicionales y ocho cámaras de aire”, explican, además de añadir que su proceso de producción es “más eficiente” y emplea “materiales menos dañinos”
“En el proceso de producción de las cubiertas Tannus se ahorra más energía que en el proceso de cubiertas tradicionales”, aseguran desde la marca y su distribuidora, Akrovalis, “ya que no se necesitan textiles, filamentos, aceros o metales, pero tampoco la producción de válvulas, fondos de llanta o sellante”.
El material de las Tannus es, en efecto, 100% reciclable. Una de sus habituales aplicaciones es como material de seguridad para amortiguar caídas en el pavimento en parques recreativos. Y, en el caso de la bicicleta, permite crear modelos para casi cualquier tipo de montura. Desde bicicleta de carretera a plegables o, por supuesto, bicicletas eléctricas, las Tannus admiten un uso muy deportivo, el ir y venir al trabajo o un paseo ocasional. Pero, como hemos explicado varias veces, también son idóneas para grandes aventuras, como demuestra el ser empleadas por ciclistas que recorren el mundo y atestigua su garantía de más de 6.000 kilómetros.