Nueva York amaneció desolada tras el paso del huracán Sandy. La ciudad quedó anegada tras una oleada de tormentas sin precedentes que ocasionaron múltiples destrozos e inundaciones, entre ellos la red de transporte público. La escasez de combustible, expresado en las infinitas colas de gente que esperaba junto con un bidón rojo, también contribuyó a que miles de personas cogieran su bicicleta para ir a trabajar en los días posteriores.
De hecho, según afirmó la directora jurídica de bicicletas para Alternativas de Transporte de la ciudad, Caroline Sampanaro, el número de ciclistas aumentó de 10.000 a 30.000 mientras la red de metro estaba inoperativa. La noticia es muy positiva, pero que tenga que ocurrir una desgracia así para valorar la eficacia y las ventajas de desplazarse en bici, no deja de ser paradójico.
«Lo que tenemos en Nueva York es una ciudad perfecta para andar en bicicleta. Cuando hablamos de transbordos de coche a bicicleta en la ciudad, la mayoría de los viajes son de menos de cinco millas, una distancia muy aceptable».
Proyecto a largo plazo
Pero Nueva York tiene aún mucho trabajo por hacer para que la ciudad sea más accesible a la bicicleta, si quiere mantener los desplazamientos a largo plazo. «La tormenta destacó lo importante que es para Nueva York planificar su red vial.» A pesar de que, en los últimos cinco años, se ha avanzado considerablemente (se han incorporado 300 kilómetros de carriles bici y se espera que el nuevo programa de intercambio de bicicletas sea el más grande del país), siguen siendo muchos los aspectos a mejorar.
«El objetivo es seguir construyendo la red de carriles bici, alentando, de esta manera, a las personas que tienen miedo de los coches al desplazarse por la ciudad, consiguiendo así que hagan ese viaje de dos millas o tres millas de en su bicicleta».
Aquí os dejamos un vídeo producido y rodado en Nueva York por Casey Neistat, el cual grabó sobre su bicicleta las horas previas (e inmediatamente después) del huracán que azotó la ciudad.