Ocurrió en Sevilla en 2008. Adrián Manuel Moreno, que entonces tenía 18 años, fue condenado a seis meses de prisión por sustraer una bicicleta del servicio público SeVici. Ahora, otro magistrado ha rechazado suspender la condena, a pesar de que las condiciones de vida de Adrián han cambiado de forma radical: hoy tiene un trabajo estable, una pareja en paro y dos hijos. Si todo sucede según lo previsto, nada de ello podrá impedir que ingrese en prisión el próximo 15 de septiembre.
“Ahora me corta todo, llevo ya dos años en la empresa, mi jefe está contento conmigo pero claro, me dice que cuando vuelva ya veremos”, ha explicado Moreno, que trabaja como cocinero en un restaurante mexicano de la capital andaluza, al diario El País.
Los hechos ocurrieron durante la madrugada del 14 de junio de 2008. Moreno, y un menor de 17 años, “cogieron, sin disponer para ello de la correspondiente tarjeta de alquiler, una bicicleta marca JC Decaux, modelo SeVici, nº de matrícula 2287 que se encontraba junto al aparcamiento de bicicletas”, tasada en 1.200 euros, según refleja la sentencia sobre los hechos. Cuando los jóvenes circulaban en la bici fueron detenidos por la Guardia Civil”. Los jóvenes ni siquiera dañaron el sistema de anclaje de la bicicleta, ya que ésta se encontraba junto a un estacionamiento, “tirada en el suelo”, y ambos la vieron mientras esperaban el autobús nocturno para volver a casa.
Su familia, condenada a la mendicidad
El Juzgado de lo Penal 13 de Sevilla denegó el pasado 19 de junio sustituir la pena a la que fue condenado, basándose en que Moreno delinquió de nuevo después de ese incidente. Tras el robo de la bici, Moreno reincidió y fue condenado a 10 meses por allanamiento de morada, un delito cometido también cuando contaba con 18 años.
En su recurso, que ha sido desestimado, el abogado de Moreno alegaba que “era delincuente primario, con una edad muy joven y asumió toda la culpa de tomar prestada la bicicleta”. El letrado resalta que el ingreso en prisión “frustraría los fines de prevención y reinserción social, además de condenar a una familia a vivir de la mendicidad, pues ni siquiera tienen familia cercana que pueda darle cobertura alimenticia durante el tiempo que el padre no lleve el sustento a su casa”.